NUESTRA TIERRA GIME, SE ESTREMECE, ANTE LAS INJUSTICIAS, LAS FORZADAS DESMOVILIZACIONES. TRAGEDIAS COMO LA DE LA VEREDA GRANIZAL EN BELLO, ANTIOQUIA, NOS MUEVEN A RESPETAR LA VIDA Y A ERIGIR GOBIERNOS DONDE LA FE, LA SEGURIDAD Y LA JUSTICIA SOCIAL SEAN LO PRIMERO...
¡PREVENGAMOS! NO MÁS AVALANCHAS QUE SEPULTEN NUESTRA LIBERTAD Y PORVENIR
Foto EFE
Cuando me disponía a escribir este tema, recordé como la Madre Tierra protesta cuando el hombre, se confía, cae en la indiferencia total o activa planes constructivos que, en lugar, de respetar el curso natural de las aguas pluviales de ríos y ramblas estos son forzados a desviarse, desbordándose ayudados, también, por la falta de limpieza de desechos orgánicos en sus cauces, acumulándose, por meses, lo que en épocas de altas precipitaciones y fenómenos meteorológicos como la DANA, trajeron como fatal consecuencia la mortal avalancha de lodo -octubre 2024- que sepultó a más de 230 personas, infraestructura y vehículos en Valencia, España.
Otro fuerte episodio que vino a mi memoria fue el de los dolosos incendios en la región chilena de Valparaíso -febrero 2024-, donde murieron 130 personas, cientos de desaparecidos, doce mil viviendas arrasadas y veintiséis mil hectáreas devastadas. Sólo un barrio, Botania, el Canal de Chacao y la comuna de Quilpué quedaron indemnes, en medio de un escenario carbonizado y desértico. Pero, la valiosa labor preventiva de cuidado y limpieza de Caritas Chile, con capacitación a tiempo a las comunidades de estos sectores, impidieron perder la vida y sus viviendas en este mega desastre.
La lección es la de siempre: la comunidad en un trabajo conjunto puede menguar las tragedias que les puedan sobrevenir, claro está, con la inducción oportuna de organismos de prevención y rescate y no dormirse creyendo que nada va a pasar, cuando todo está por pasar, sobre todo en períodos de fuertes precipitaciones, o donde el descuido suele ser el factor sorpresa que dispara las demoledoras emergencias en el mundo.
Inesperados imprevistos como la saturación de suelo y deslizamiento de tierra por poco arrasan con la vereda de Granizal, Bello, Antioquia, Colombia, una de las zonas consideradas vulnerables al igual que -Santa Rita, Croacia, Guasimalito, Niquita, el Tanque, Altos de Niquía, San Gabriel, San Martín, Hatoviejo, Los Sauces y Nueva Jerusalén- que, con la reciente modificación del POT, Proyecto de Acuerdo 004 de abril de 2025, del Concejo Municipal de Bello, se incluyeron estos asentamientos de alto riesgo, por cuanto son áreas urbanizadas que, se presume, no cumplen requisitos legales y normativos establecidos por el municipio en planificación y zonificación del suelo. La Alcaldía Municipal de Bello, en su momento, señaló a la prensa que este era un paso clave para el desarrollo urbano de la ciudad, con criterios de sostenibilidad, equidad y participación ciudadana.
Sin embargo, la reciente modificación del POT, se cree, sirvió para que estafadores engañaran a la población con falsas promesas de titularización.
Granizal, el lunes 23 de junio, es ‘barrido’ por un enorme alud de lodo de setenta y cinco mil metros cúbicos, ocasionado por las intensas lluvias que desbordaron la quebrada La Negra, arrastrando consigo la vida de 22 personas y, alrededor, de seiscientos mil, son los damnificados.
Esta zona rural está ubicada entre los limites de Bello y Medellín, en la ladera nororiental del Valle de Aburrá, es un área que reviste gran vulnerabilidad, dado que allí existe una congestionada aglomeración poblacional de desmovilizados por la violencia, de extranjeros, de habitantes de otras regiones del país... Y donde converge la pobreza y el hacinamiento sin limite. Sus muy endebles viviendas suelen ser construidas con madera y cartón. * Información nacional e internacional indica que Granizal es el segundo asentamiento de desplazados más grande del país y uno de los más extensos de América Latina.
Datos de prensa afirman que, en Medellín, hay 65 puntos de riesgo y en Bello -que tiene la herida de Nueva Jerusalén, es una zona de invasión y asentamiento irregular, ubicada en la vereda El Potrerito, donde han enfrentado incendios, deslizamientos y desalojos forzados - existen 28 puntos vulnerables que deben defenderse de aguas lluvias no encauzadas, transitando calles no bien planeadas: *Aguas servidas -aguas residuales, usadas y contaminadas- que desembocan en pozos sépticos. Gotean día y noche o corren sin dirección. *Quebradas sucias. *Construcciones irregulares en lotes piratas o lotes empinados como génesis del desastre.
¿ASENTAMIENTOS INFORMALES, PROBLEMA SOCIAL DE DIFICIL DESARRAIGO?
El Plan de Ordenamiento Territorial, POT, del municipio de Bello, Antioquia, no es nuevo. Surgió con el Acuerdo Municipal número doce de 2000 y se basó en la Ley 388 de 1997 -marcó los parámetros para la planificación territorial en Colombia-. En el 2009, se le hizo una revisión y ajustes, resultando en el Acuerdo Municipal 033.
El POT de Bello cumple un cuarto de siglo, lo que nos lleva a concluir que los asentamientos urbanos informales de mayor densidad poblacional, deberían ser prioridad número uno de las administraciones públicas, aplicando con diligencia la gestión de riesgos y el uso del suelo en las labores de planeación y prevención de riesgos, para que no sigan ocurriendo conmovedoras tragedias como las de la vereda Granizal y, más, cuando los pronósticos meteorológicos avisan, con antelación, fuertes períodos de lluvias, alejando así el ‘fantasma’ de las arrasadoras catástrofes, al lograr que estos hacinamientos poblacionales de vivienda, por autoconstrucción, sean reducidos, planeando mejor sus aceras y vías de acceso. Además, de limpieza de cañerías y sistemas de alcantarillado, entre otros.
Sin embargo, lo ocurrido hace más de dos semanas en Granizal y anteriores tragedias por deslizamiento de tierra en los barrios La Gabriela, El Socorro, Villatina, en la zona del Valle de Aburrá, advirtieron a las autoridades municipales y departamentales para adelantar tareas de prevención y de ubicación, donde no se aglutine el mayor número de habitantes, haciendo más peligrosos estos frágiles asentamientos humanos.
Es importante destacar lo que especialistas en riesgos de desastres de la Academia, de facultades de Geografía, Ciencias Físicas, Matemáticas y Magísteres de Gestión Territorial del Riesgo de Desastres concluyen, en sus estudios sobre construcciones informales en zonas de alto riesgo, donde se presenta la mayor densidad poblacional, en especial, los desmovilizados por la violencia y dónde el ambiente de pobreza es una constante diaria, lo que se convierte en un circulo vicioso, porque su desalojo se dificulta, ya que cuando son desalojados forzosamente, otros vienen y ocupan su lugar. Es un problema social a solucionar de raíz, sobre todo, brindándoles oportunidades de trabajo y vivienda para reubicarlos dignamente en terrenos que no ofrezcan peligro. Decíamos, entonces, que estos profesionales determinan lo siguiente: “Las sociedades se están viendo enfrentadas a fenómenos hidrometereológicos cada vez más extremos que afectan, sobre todo a segmentos de población más vulnerables. Esta se localiza, normalmente, en las zonas de mayor exposición y fuera de la regulación territorial, por no tener la posibilidad de elegir dónde vivir, sino que ocupan terrenos de uso público o bien sin uso aparente.
“Es comprensible que para las comunidades que viven en precariedad la incertidumbre asociada al riesgo de desastres alcanza a todos los ámbitos de su vida, siendo prioritarios los asociados a su sobrevivencia y, por lo tanto, el miedo a sufrir emergencias está lejos de ser su mayor preocupación”.
Los expertos en gerencia de riesgos en calamidades, también, aseguran: “Los desastres generan pérdidas a nivel familiar, social y del Estado. Para el grupo de precariedad social al sufrir la pérdida de sus bienes y de sus medios de vida por un siniestro antrópico o natural -terremotos, tsunamis, aluviones y otros, es en extremo difícil recuperarse y poder incorporarse al sistema productivo sin ayuda estatal, la que normalmente es insuficiente.
“Sigue siendo una constante que los territorios que presentan mayores condiciones de amenaza son los lechos de ríos y quebradas, zonas de laderas y el borde costero, siendo el emplazamiento de segmentos más pobres de la sociedad, de familias sin viviendas y de asentamientos informales”.
¿QUÉ PASA, QUE NADA EFECTIVO PASA?
También, analistas en riesgos y desastres opinan: “Pero, si tenemos herramientas como el POT para, junto con la comunidad, hacer que estos terrenos sean menos inseguros por el deslave, la saturación del suelo y que siniestros como el ocurrido no frustre la vida y deje sin techo a cientos de comunidades”, ¿qué pasa, entonces, que nada bueno pasa y cumplen su propósito de ordenar, como su nombre lo indica, este riesgoso caos de una expansión habitacional informal en zonas de ladera y de una irregular planeación urbana?
Para algunos expertos en planeación y prevención urbana el POT de Bello, Antioquia, sí falló en el caso de Granizal. Falló en PREVENIR la tragedia, al no considerar, seriamente, las zonas de riesgo y permitir la construcción en áreas no aptas para tal fin.
El POT es el instrumento de planificación que da las pautas para el desarrollo sostenible de un territorio. Y es la Gestión del Riesgo de Desastres la actividad central para identificar, analizar y reducir los peligros y la vulnerabilidad presente en el territorio. Entonces, los colombianos se formulan lo siguiente: *¿Por qué si se tenía claro cuáles eran los probables riesgos, no se actuó con diligencia para mitigar posibles futuras tragedias?
SIN REGULACIÓN NI PLANEACIÓN CRECEN LOS ASENTAMIENTOS INFORMALES
Se advierte que el asentamiento de Granizal, ubicado en una ladera, no tenía estudio de planificación para zonas de riesgo.
Desde esta tribuna de comunicación, hacemos un llamado a las entidades públicas como las Alcaldías Municipales, con el concurso de la Secretarías de Planeación, los Concejos Municipales para que lo primero, en el país del Sagrado Corazón, sea valorar la vida y salvarla de las contingencias que se nutren, precisamente, de nuestra improvisación y de no ejecutar a tiempo. ¿Para qué implementar el POT, cuando ya el paciente está en fase terminal? *Ese debe ser uno de los objetivos principales, la PREVENCIÓN Y MITIGACIÓN en áreas vulnerables de alto riesgo, así los impuestos de los contribuyentes, no irán a parar en los bolsillos de la sedienta corruptela o la desidia oficial.
LAS TSUNÁMICAS AVALANCHAS NOS COMBATEN A TODOS
No esperemos a recoger los cadáveres y el colapso de infraestructuras informales, fruto de nuestro desinterés y ejecutorias sin realizar, o tardías. Hoy, la avalancha de Granizal no sólo afectó a su damnificada población, también, el alud de equivocadas ejecuciones nos afecta a todos los colombianos, sin excepción. Estamos padeciendo los riesgos de una mala administración. Nos hundimos sobre terrenos movedizos, donde miles de tsunámicas avalanchas y lodazales, no de origen natural, sino de erradas planeaciones gubernamentales nos están atacando, con un sistema de salud privado, casi exterminado, para estatizarlo, con posibilidad de hacerlo inoperante por completo.
Reformas que, en vez, de alentar el empleo, fortalecer el tejido empresarial -abrir más emprendimientos-, aumentan la informalidad, sin seguridad social. Políticas que destierran y asustan la inversión extranjera. Que se niegan a impulsar nuestra industria energética para lograr mayores hallazgos petroleros, gasíferos, aplicando la explotación no convencional: el fracking. Que, además, no buscan formalizar el sector minero para hacerlo más seguro y sostenible. Que abren, por doquier, más consulados y embajadas, en lo que vamos más en bajada que en subida en el derroche y el gasto desmedido y nuestra “economía nacional está en rojo”, porque somos un país donde la actual reforma pensional, no tuvo un debate amplio y a fondo en la Cámara de Representantes del Congreso. No estimula el ahorro y es recesiva.
Que a los ojos del mundo, Colombia, es un país donde el poder Ejecutivo atropella y pasa por alto las decisiones del Congreso y cambia su Constitución con el facilismo y la ilegitimidad de decretos y decretazos, por la indigna autoridad que deviene de los más desautorizados, de los que infringen la ley, de los grupos transnacionales del crimen que, con sus negocios ilícitos, ‘gobiernan’ más de la mitad del territorio nacional. Este año, han sido asesinados por facciones insurgentes cerca de un centenar de efectivos de la Fuerza Pública.
Y la vida, cada vez más en peligro en nuestro país. El aborto de no nacidos alcanza estadísticas al año millonarias. Y causa horror saber que, en países como el Reino Unido, hace poco, aprobaron que a los nueve meses, en el momento de nacer la creatura, esta puede ser decapitada, mientras en Suiza lloran y consideran delito y es prohibido cocinar en agua hirviendo cangrejos vivos, siendo una práctica culinaria normal.
Esperemos que esta abominación en contra de la vida de los bebés no sea otra forma de negarle la entrada al mundo a la Sagrada Creación Divina. Un crimen que no tiene perdón de Dios, como, tampoco, el reclutamiento de la inocencia y la esperanza de Colombia, nuestros niños. Los milicianos o ‘carne de cañón’ del mañana. Además, de unas Fuerzas Armadas, cada vez más, desarmadas, disminuidas y arrinconadas.
Por todos estos despreciables delitos creemos que el suelo colombiano está en mora de despertarse como un gigante lodazal y cubrir tanta maldad de desviados corazones inhumanos.
Pero, la historia de terror no termina ahí, porque Colombia tiene una deuda externa en aumento, un déficit fiscal por las nubes y una suspensión de la regla fiscal -que limita el gasto público-, conduciendo a la pérdida del grado de inversión de las calificadoras internacionales, lo que lleva a pagar tasas de interés más altas por los préstamos. El gobierno no tendrá liquidez para invertir en proyectos y obras de infraestructura. *Somos un mayor riesgo país.
NOS IMPELE A BUSCAR EL BIEN DEL OTRO
No obstante, la Palabra de Dios es la luz de esperanza para los que nos refugiamos en Ella. Nos ofrece los bálsamos, la medicina efectiva para que, como ciudadanos de fe, no seamos atrapados ni devorados en terrenos inconsistentes, a causa de autocracias que subyugan sus pueblos y la justicia social doblegada por la violencia y la ley del hampa.
Además, nos impele a buscar el bien del otro, su bienestar, no dejándonos timar por falsos teatros de promesas que pretenden condenar a las civilizaciones democráticas de Occidente al esclavismo moderno de totalitarismos, de socialismos del siglo XXI, sin fin. El Estado es dios y la libertad de cada uno, el derecho a pensar y elegir libremente es secuestrada por sus tentáculos perversos de un sistema coaccionante, el socialismo degradante.
Este es un desastre para el cual ya estamos suficientemente advertidos y, al igual que los desastres naturales, no podemos dormirnos en el exceso de confianza, sino actuar como buenos controladores y contenedores de los percances, con tendencia a aumentar cuando los descuidamos por inacción.
Es urgente, acopiarnos de planes efectivos de contingencia como la Prevención. Estar preparados. Elaborar un plan efectivo para gestionar los riesgos, parando, así, la furia de sus traicioneros coletazos. ¡Y, lo primero! ¡Caminar con Dios! Para que Él, en su infinita sabiduría, de a Colombia un gobernante justo, que respete sus mandamientos, ame a Dios y a sus gobernados. Nobles acciones que, en las dictaduras, no existen. ¡Sagrado Corazón de Jesús, salva a Colombia! (Textos Revista LLAMAS)
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