LOS JÓVENES PIDEN CAPACITARSE PARA APOYAR A BOMBEROS EN LA LUCHA CONTRA LOS INCENDIOS FORESTALES
Hoy, por cada sitio de la Creación dónde el hombre pose su mirada asiste, en realidad, a un panorama dantesco, donde pese a que hace todo cuanto puede por rescatar los amenazados habitats, con todos los equipos que la innovación tecnológica le provee, la naturaleza inmóvil se debate en una lucha por no ceder ante los elementos devoradores como el fuego y el agua que, con su poder irracional, la destruyen sin piedad, impidiendo que árboles, plantas y maleza, como también su inofensiva, a la vez que salvaje, fauna puedan aferrarse en el único y acostumbrado espacio que conocen de vida, su entorno natural.
Cuando los ríos se salen de sus cauces, ocasionando inundaciones y avalanchas es porque faltaron árboles que contuvieran sus aguas. Y, cuando en los entornos boscosos no hay brigadas forestales que los cuiden y realicen jornadas de limpieza en sus suelos de deshechos, o que vigilen la incursión de las manos criminales de pirómanos, es cuando se abre la puerta a incontables e incontenibles incendios que, por estos tiempos, azotan duramente logrando devastar miles de hectáreas en distintos lugares del orbe como Grecia, España, Canadá, California, etcétera.
Estatua de ángel se mantuvo en pie pese a los incendios forestales en California. Foto NYT//NYT WIRE |
A causa de ello, leíamos en estos días como algunos jóvenes, indignados con lo que está sucediendo con sus ambientes naturales arrasados por los pavorosos incendios, por ejemplo, en California, escribieron una carta a un periódico de la localidad, con el deseo de sumarse a los esfuerzos de los bomberos, pidiendo se les capacite en la prevención de incendios, para constituirse en pequeños ejércitos de apoyo en su afán por salvar la diezmada vida natural y animal que estos heredarán, en un tiempo donde todo parece confabularse contra la pacifica Creación.
Citamos a continuación apartes de la mencionada misiva: "Con el agravamiento de estos incendios, al igual que muchos de nosotros, tengo que luchar contra una sensación de muerte inminente a medida que esto se convierte en la "nueva normalidad". Una idea es que California use la infraestructura existente de los bomberos de reserva, los programas de capacitación para bomberos y el Cuerpo de Conservación de California para diseñar un nuevo Cuerpo Ambiental que reclute a hombres y mujeres de 18 años, sin una excención universitaria, para un verano de servicio.
"Los jóvenes recibirán una capacitación básica y participarían en el apoyo a los bomberos, las evacuaciones, el manejo forestal y la prevención de incendios, la limpieza de incendios y la reconstrucción y reforestación de las áreas quemadas.
"Esto reuniría a nuestros jóvenes urbanos y rurales en la tradición de los militares, crearía un sentido de propósito común y orgullo en nuestro Estado y expondría a los jóvenes a las carreras que California necesitará en el futuro: carreras en cuidado de la salud, aviación, silvicultura, manejo del fuego, etcétera". (Aryn Four, Berckeley)
Ojalá esta iniciativa sea bien recepcionada por los gobiernos locales, organizaciones de combatientes del fuego y demás autoridades, ya que estos jóvenes tienen todo el derecho a aprender sobre el comportamiento cambiante del clima y sobre cómo controlar los incendios cuando estos son, cada vez más, la amenaza para sus vidas, sus hogares y el tan ya agotado ambiente natural.
Salvador Rueda, poeta que nació en Belasque, Málaga, España, el 3 de diciembre de 1857 y leyendo su obra hemos seleccionado su poema titulado La Carrera de Arboles que, aunque antiguo, tiene un carácter profético sobre lo que está sucediendo hoy con los árboles.
árbol antártico cubierto de musgos en Oregón, EE.UU |
LA CARRERA DE LOS ARBOLES
Se oyó un hondo zumbido
eternos oleajes
de un temporal inmenso
de bloques de granito,
os buscan vuestros árboles
de bíblicos ramajes;
alzados a vosotras
y toquen lo infinito.
Ellos semejan torres
que el sol viste de lumbres,
guardianes que dominan
los grandes horizontes,
son altos obeliscos
que Dios plantó en las cumbres
son bíblicas pirámides
que Dios puso en los montes.
Los hombres no merecen
tener por compañía
los cedros de altas crestas
y troncos perennales,
los pinos resistentes
de hombruna bizarría,
las cúpulas soberbias
de palmas orientales.
Ved la esbeltez del álamo
pasar en la carrera,
tronchadas sus aristas
y vástagos lucientes;
y la olorosa acacia,
que cruza lastimera,
llorando mustias hojas
y cálices dolientes.
Cipreses inflexibles
cuál índices cristianos,
laureles de áureos triunfos
y glorias revestidos,
pasan igual que un roto
tropel de soberanos,
pasan como un desfile
de dioses destruidos.
¡Oh torbellino ciego
de locos vegetales
que a vuestras selvas madres
subís por las laderas;
huíd de entre los hombres
terribles y brutales,
y os llenará de nidos
el sol las cabelleras!
En épocas remotas
de siglos venideros,
en que en las almas entre
la luz de otra cultura,
bajad entre los hombres
y sed sus compañeros
cuando sus frentes sepan
de amor y de hermosura.
Los árboles son torres
que el sol viste de lumbres,
guardianes que dominan
los grandes horizontes,
son altos obeliscos
que Dios plantó en las cumbres,
son bíblicas pirámides
que Dios puso en los montes.
de bosques agitados,
volvió la muchedumbre
los ojos con pavura,
y viéronse los árboles
venir arrebatados
en una apolíptica
carrera de locura.
Los árboles frenéticos
de todas las ciudades
los que adornaron calles
y plazas y jardines,
sonando a remolinos
de intensas tempestades
vinieron desde el fondo
de todos los confines.
Los hombres desgarraron
sus nidos y sus frondas,
los hombres deshicieron
sus ramas en pedazos,
los hombres los hirieron
con piedras y con hondas,
los hombres les rompieron
los troncos y los brazos.
Y como roto ejército
que emigra de la guerra,
venían retemblando
los árboles heridos,
con las raíces hondas
sacadas de la tierra
en medio de un tumulto
de ciegos alaridos.
Sus pies como madejas
de elásticos alambres,
huían impelidos
con paso monstruoso,
echando sus tentáculos
de trémulas raigambres
como la planta enorme
de un cíclope asombroso.
Pasaban sacudidos
lo mismo que banderas,
deshechos en jirones
al dardo de las balas,
sin pompas del estío
ni verdes primaveras
sin risas y sin luces,
sin nidos y sin alas.
Vedlos; temblando avanzan
con furia arrolladora
trocados en tragedias
sus rústicos placeres,
y consternados vuelven
la cara indagadora
a ver si vienen hombres,
o niños, o mujeres.
Silbando como fustas
sus trémulos ramajes,
van cual en un desfile
de homéricas zancadas,
huyendo de las hordas
temibles de salvajes,
con las temblantes hojas
de miedo alborotadas.
Buscan las vastas selvas,
buscan los bosques altos,
el maternal origen
que les prestó su aliento
y por las cordilleras
irán a grandes saltos
buscando de sus cunas
de riscos el asiento.
Vosotras cordilleras,
eternos oleajes
de un temporal inmenso
de bloques de granito,
os buscan vuestros árboles
de bíblicos ramajes;
alzados a vosotras
y toquen lo infinito.
Ellos semejan torres
que el sol viste de lumbres,
guardianes que dominan
los grandes horizontes,
son altos obeliscos
que Dios plantó en las cumbres
son bíblicas pirámides
que Dios puso en los montes.