viernes, 15 de noviembre de 2019

LOS INMENSOS DISTURBIOS EN CHILE: UN PAGO QUE TRASLADARÁN A LOS CONTRIBUYENTES





CONTRIBUYENTES: ¡A PAGAR MILES DE MILLONES DE

 DÓLARES POR INCENDIOS EN CHILE!


La Iglesia, las organizaciones de administración y conservación de bienes  culturales, los artistas, comunicadores y la sociedad en general, ante los atentados de los últimos días en Chile, repudian los hechos y se cuestionan: ¿Por qué destruyen los tesoros culturales y espirituales que son orgullo y patrimonio de la cultura  que identifica a un pueblo, o a una civilización?

Si se lograra por el camino de la violencia los propósitos que se persiguen como, por ejemplo, mejorar la economía, hace tiempo que este sería el sendero victorioso para encontrar lo anhelado. Pero la historia lo ha constatado cientos de veces: la violencia es la vía por donde la derrota traza su camino y la pobreza es su consecuencia inmediata.

¿POR QUÉ DESTRUIR SU PROPIA CULTURA Y BIENES PATRIMONIALES?



Los incendios dolosos a bienes públicos como la  universidad Pedro de Valdivia, cerca de la Plaza Italia y privados en Chile – profanando la Iglesia de La Veracruz, en el barrio Lastiarra del Centro de Santiago, patrimonio nacional, donde el fuego se inició en su interior, afectando su Frontis. Ataques a los sagrarios y como consecuencia 16 compañías de bomberos de Santiago luchando para combatirlos, corriendo por todos lados, porque aparecían sorpresivos conatos incendiarios sin control en todas partes. Así mismo templos Salesianos como el Santuario María Auxiliadora de la Ciudad de Talca y La Asunción, además de una iglesia evangélica Bendecidos para Bendecir en la esquina de las calles Santa Rosa y la Alameda, centro de Santiago-, fueron impactados en los disturbios por las llamas, dejando un terrible malestar en los creyentes y no creyentes. “Sentimos un gran dolor por lo ocurrido”, decían testigos de lo sucedido.

Se ve con estupor en vídeos como asaltaron, también, locales comerciales, un centro comercial con hotel, supermercados, totalmente saqueados, además de la destrucción de las estaciones y el Metro de Santiago de Chile, consumidos por el fuego intencional de los frenéticos disturbios. En esta caótica situación ha habido muertes innecesarias, encontrándose, al parecer y según informaciones de prensa chilena, una o dos personas calcinadas en uno de esos edificios comerciales.

¿DÓNDE QUEDARON EL RACIOCINIO, EL EQUILIBRIO EMOCIONAL Y ESPIRITUAL? 
Bomberos de Chile apagando incendio en Iglesia de La Veracruz
Hoy ronda  una preocupación en la población chilena que se pregunta sobre ¿qué es lo que está pasando en el comportamiento de algunos jóvenes y menores que se dejan arrastrar por el instinto y no la razón? Lo cierto es que quiénes cometen tales actos, al parecer, han pasado o están cursando estudios en aulas de instituciones educativas, colegios, universidades, en donde se supone que se culturizan, buscan superarse… Entonces deberían ser jóvenes o adultos que, aun teniendo distintas ideas, exponen sus pensamientos con lógica, con meditación, raciocinio, equilibrio emocional y espiritual. 

¿Si creo tener la razón, porque expresarla de modo violento? Cuando los actos humanos no se rigen por la sensatez, la madurez, la ecuanimidad, lo moral,  nos inclinamos por lo malo, lo tóxico, nos hacemos daño a nosotros mismos y a los demás, sin importar los resultados de nuestro actuar.

La sabiduría popular apunta a esclarecer que el uso de actos violentos, calumnias, injurias o expresiones agresivas, para pretender con ello convencer o ganar credibilidad; son las excusas de quiénes no tienen la razón.

Tarde que temprano los que acometieron acciones de saqueo e incendio contra los patrimonios espirituales y religiosos de Chile, dejándose llevar por sentimientos de furia descontrolados, como se ve en un vídeo que muestra a menores de edad y jóvenes, a un niño de catorce años que con furia pateaba  y con sus manos deseaba arrancar el torniquete de una estación del metro de Santiago,  se lamentarán por sus actos fuera de sí, porque se dejaron influenciar o manipular por ideas de otros equivocadas, instintos malos, de ira, y en donde ellos, con seguridad, no eran conscientes de lo que hacían. Allí la razón y lo bueno no reinaron.

El uso de la palabra, del diálogo inteligente no riñe con nada. Pero en estos desmanes y asonadas no fueron los protagonistas. Aquí hubo más daño y ruido, que convincentes argumentos. ¡¡Que pesar!!

La palabra bien entretejida, convincente, estuvo por debajo del caos reinante, en donde perdieron  tú, yo, él, nosotros, ¡todos! Y, por supuesto, quiénes lo ocasionaron. ¿Por qué? Porque además de existir pobreza en los argumentos, pobreza en los actos delictivos y de piromanía, se suma esta otra pobreza, derivada de los  descalabros sociales: las graves afectaciones de sus joyas arquitectónicas, culturales y espirituales que, en alguna medida, atraen la piedad de los creyentes y el turismo a sus pueblos y ciudades.

“QUIÉNES DAÑEN BIENES COMPROMETERLOS A REPARARLOS

Cuerpo de Bomberos de Santiago de Chile, apagando incendio en la Iglesia de La Veracruz


Consultamos con el Jefe de Seguridad de una institución educativa colombiana, Edison Castaño, quien nos comentó que no se debe ser débil a la hora de hacer cumplir la ley para que el caos no reine y la gobernabilidad no sea debilitada, claro está, sin el uso de la violencia. “Quiénes dañen bienes privados o públicos la autoridad debe comprometerlos a repararlos, así aprenderán la lección que las cosas tienen un valor, cuestan y que ellos deben ser responsables de respetarlas y cuidarlas. Con los violentos motines los primeros afectados pueden ser ellos, causando, también, como es natural, graves daños a otros, agregó el experto.

Se preguntó también a la gente del común qué pensaba sobre lo vívido en Chile y la señora Ana Rodríguez opinó: “Las catedrales e iglesias nos recuerdan lo trascendental de nuestra existencia. Que no somos sólo materia, también somos espíritu. La materia con la muerte, algún día, se vuelve polvo. Desaparece. En cambio nuestro espíritu se eleva, se va, es eterno. Para los creyentes en Dios, hay otra vida que nos espera y que también debemos respetar, allí seremos juzgados según lo que hayamos hecho bueno o malo en esta vida material, porque sólo Dios conoce nuestras acciones y sabe con qué intenciones  obramos".

¿CAMBIO DE CONSTITUCIÓN: RESPUESTA A TODOS LOS PROBLEMAS?

El economista Eduardo Rojas opina: “Chile está preparando un plebiscito para el mes de abril de 2020, con el fin de que el pueblo acepte o no el cambio de su Constitución, que fue aprobada en 1980 en el gobierno de Augusto Pinochet. En mi opinión, si el cambio de Constitución fuera la fórmula mágica para resolver los problemas económicos, sociales y ambientales de un país, esto ya habría funcionado en otros países del continente y del mundo”.

LA IGLESIA Y LOS BIENES TEMPORALES

Entonces, ¿cuál es el camino? Hablamos con autoridades eclesiásticas, quiénes nos remitieron al Capítulo III de la Solidaridad Humana del Catecismo de la Iglesia Católica, en donde ellos consideran está la respuesta a los problemas que agobian a la sociedad actual, con una visión netamente cristiana al servicio del bien común. Por ejemplo el numeral 1940 dice: “La solidaridad se manifiesta en primer lugar en la distribución de los bienes y la remuneración del trabajo. Supone también el esfuerzo en favor de un orden social más justo en el que las tensiones puedan ser mejor resueltas, y en donde los conflictos encuentren más fácilmente su salida negociada.

El 1941 afirma. ”Los problemas socio-económicos sólo pueden ser resueltos con la ayuda de todas las formas de solidaridad: solidaridad de los pobres entre sí, de los ricos y los pobres, de los trabajadores entre sí, de los empresarios y los empleados, solidaridad entre las naciones y entre los pueblos. La solidaridad internacional es una exigencia del orden moral. En buena medida, la paz del mundo depende de ella”.

Y el 1942 expresa: “La virtud de la solidaridad va más allá de los bienes materiales. Difundiendo los bienes espirituales de la fe, la Iglesia ha favorecido a la vez el desarrollo de los bienes temporales, al cual con frecuencia ha abierto vías nuevas. Así se han verificado a lo largo de los siglos las palabras del Señor: “Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura” (Mt 6, 33).

(Colaboración de Magnolia Patricia Rivas)