lunes, 6 de septiembre de 2021

SARS CoV 2 : PREVENIR ES BIOSEGURIDAD. ¿ES LA SEPARACIÓN DEL HOMBRE DE SU CREADOR, DE DÓNDE NACEN LOS EVENTOS CON SELLO APOCALÍPTICO QUE LA HUMANIDAD ESTÁ VIVIENDO?

 

 

POR TODAS PARTES EL PLANETA TIERRA SE AHOGA, SE FRACCIONA, CONVULSIONA, SE QUEMA Y SE ACABA…

SIGNOS QUE NOS INVITAN A VALORAR Y RESCATAR LA OBRA QUE DIOS HIZO: EL HOMBRE Y SU AMBIENTE


FOTO AFP/ EFE/REUTERS

¡¡¡ ¿Cómo puede el río Ahr hacernos esto?!!! ¡¡¡ ¿Cómo nos puede hacer esto Dios?!!! Llorando y en tono de reclamo se preguntaba desconsolada una mujer germana, adulto mayor, ante las cámaras de medios de prensa internacionales, al ver lo que la potente riada había ocasionado en lo que, hasta hace poco, era su segura y hermosa vivienda en la localidad de Ahrweiler, pueblo del Valle del río Ahr, afluente del Rin, al norte del Estado de Renania Palatinado, oeste de Alemania. El agua lodosa acumulada por las incesantes lluvias y el desbordamiento de ríos, en cuestión de menos de una hora alcanzó la sorprendente altura de siete metros, arrasando con todo lo que pudo, llevándose la vida de varios de sus habitantes –alrededor de 200- entre ellos dos bomberos, animales, miles de damnificados y cuantiosos bienes materiales.

La catástrofe  invernal anegó localidades como Erftstadt, Insul, Hagen, aldeas de Schewinheim, Flamersheim y Palmershein, Bad Neuenahr Arweiler, Bad Muestereinfel, en el Estado de Renania del Norte –Westfalia. Además de la aldea Eifel de Schuld. Así mismo Angleur, provincia de Lieja, en Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos, también presa  del agua.

De inmediato, las respuestas en el chat de quiénes habían oído la humana reacción de la adolorida damnificada  no se hicieron esperar. Algunas de ellas apuntaban a que el único culpable de que la naturaleza lance furiosa sus regurgitaciones es el mismo hombre, que invadió sus terrenos sagrados  por donde surcaban libres afluentes de ríos y arroyos, quitándole con sus construcciones  espacios que la sabia creación les dio para su existencia.

Otras opiniones concluían: “Más bien preguntémonos, ¿qué le ha hecho el hombre al planeta, para que este responda con destrucción al mismo hombre?”.

“La señora debería agradecer al cielo que está viva. Todo lo demás es solucionable”.

Otros deliberaban: Dios le dio libertad al hombre para cuidar su hábitat natural y también para conducir su existencia respetándose y amando lo que el Creador hizo en él. Pero nosotros como nuestros primeros padres –Adán y Eva- estamos desobedeciéndolo y no apreciamos los regalos que el Todopoderoso nos ha hecho, rebelándonos, degradándonos, polucionándonos y, por lo mismo, llevando al ocaso todo lo Creado.

“… LE QUITAMOS A LA NATURALEZA SUS SURCOS ORIGINALES…”


Vista aérea tomada el 15 de julio de la aldea de Schuld, oeste de Alemania, Foto Afp

“El Señor del universo ampliamente confió en nosotros, nos dio inteligencia y nos soltó el manejo de esta única nave y lo hemos defraudado, llevándola a ‘pique’, unos por indiferencia, otros por codicia, escribían en las redes voces de descontento y, agregaban: “No sólo le quitamos a la naturaleza sus surcos originales, sino que deforestamos áreas convirtiéndolas en zonas desérticas, sin vegetación y vida, y tal como un vendaval pasamos destruyéndolo todo, sin siquiera habernos detenido, alguna vez, a observar lo que una sola gota de agua nos enseña: cuando ésta  aprovechando su oportunidad de vida, cae pacientemente al suelo hasta convertirse en un rico manantial”.   

“Es de resaltar, señalaba otra reflexión, que aunque las víctimas de las mega precipitaciones se quedaron con apenas lo que llevaban puesto, cómo en medio de lágrimas y sumergidas en un estado de conmoción por lo ocurrido, de inmediato, fueron socorridas por organismos de rescate, bomberos y autoridades locales que, en una acción conjunta y coordinada, comenzaron a limpiar los escombros, algo digno de aplaudir. Aquí en América o Centro América ocurren con frecuencia estas  calamidades, enseguida son presa de vándalos y aprovechados delincuentes”.

Tres socorristas trasladan en bote a dos residentes afectados por la inundaciones Foto Mike Segar Reuters

Lo cierto es que en el 2016 se presentó una inundación preocupante y los alemanes se confiaron y no adoptaron, de inmediato, las medidas preventivas para que otra emergencia en el futuro no los tomara por sorpresa. Aparte de que, en esta ocasión prescindieron de sistemas de alarma temprana, sirenas y monitoreo para prepararse oportunamente alrededor de la catástrofe climática.  

Las fuertes precipitaciones no sólo están arremetiendo con dureza en Europa, también por estos tiempos, lo han hecho en Japón, China, Colombia, Perú, México, Bolivia, Nicaragua. Y, ¿quién lo diría? ¡Nueva York!! – afectando estaciones del metro en Manhattan, a Central Park-  y tormentas eléctricas en Nueva Jersey, Connecticut y Pensilvania. EE UU bajo el agua.


 Trombas de agua anegan el Metro de Nueva York, Foto David Delgado Getty Images

En un siglo no ocurría una emergencia climática de tal envergadura, donde según lo reportado por el Servicio Meteorológico Nacional 3.15 pulgadas -8 cms- de lluvias en una hora en Central Park, causadas por los coletazos de la tormenta tropical huracán Ida, que ha sido más devastadora que el huracán Katrina, provocando fuertes tornados e históricas inundaciones a su paso por la costa este de los EE UU, con un saldo importante de destrucción de muertes -43- que quedaron atrapados en sus vehículos y en los pisos subterráneos de sus viviendas.  

En otros lugares del orbe, tifones In-Fa, en Shanghai, cuando aún esta región no se sobreponía de las graves inundaciones de Gináu produjeron aludes de tierra arrasando frágiles construcciones en zonas de alto riesgo. La India vivió en 24 horas lluvias torrenciales que tienen lugar en ocho meses.

“…IR MÁS ALLÁ DE LOS COMPLEJOS FENÓMENOS FÍSICOS VISIBLES…”


Según el estudioso en ciencias naturales y ciencias teológicas, Rubén Antonio Cuesta Macías, de manera facilista el dedo acusador del hombre apunta a señalar un único culpable: el cambio climático, como si este se hubiera gestado sin ayuda de nadie. Entonces, tenemos alarmante aumento de emisiones de gas invernadero. Sorprendentes deshielos de las zonas polares e incremento temeroso del aumento del nivel del mar, fuera de su alta contaminación por desechos plásticos y derrames de combustibles y  del incremento de la  temperatura de la Tierra en un grado centígrado, rumbo a los dos grados-. “Escuchamos las voces aterradas de meteorólogos que afirman: “Y si el termómetro o barómetro marcara los dos grados, si ya con un grado estamos asistiendo a esta hecatombe ambiental, ¿qué va a quedar de la tierra? Y, ¿cómo sobrevivirán las futuras generaciones en medio de este caos climático? 

“Otros estudiosos, expertos en astronomía, fijan sus miradas hacia las estrellas, advirtiendo a la humanidad que ciertos fenómenos inexplicables de explosiones solares o provenientes de la órbita lunar están alterando el clima y el comportamiento de los elementos dominantes en nuestro globo terráqueo.

 “Creo, hay que ir más allá de los complejos fenómenos físicos visibles y buscar una interpretación que bucee en el espíritu del hombre, de donde, en mi modesta opinión, nacen todos los eventos con sello apocalíptico que estamos viviendo. ¿Quién y cómo produjo la debacle de los elementos en contra del hombre? No es que la naturaleza, por capricho, se haya descontrolado por sí misma. ¡Noo! Es que existe, a mi modo de ver, un vínculo complementario entre Dios, el hombre y la naturaleza. Una especie de trinidad, donde hay tres esencias distintas, pero todas tienen un mismo origen, surgen del amor creador, porque Dios es amor. El peligro aparece cuando el hombre rompe su relación con el Ser Supremo y viola la perfecta sincronía existente entre el hombre con Dios y su entorno natural y es cuando todo comienza a ir mal para los seres vivientes y el mundo conocido. ¡Ahí lo estamos viendo…! 

“Deduzco que la razón de mayor peso para que ello ocurra la propiciamos nosotros cuando nos empeñamos en negar nuestra naturaleza divina, al buscar desvincularnos de la Fuente Divina.

“Esta negación del Creador y de Sus perfectas e infalibles leyes que propenden porque el hombre y la tierra en que se mueve y vive no entren en caos, se ve amenazada por nuestra cuestionable soberbia, en donde nos creemos centro de todo, y  no somos obras del Todopoderoso, Quien con su inmenso amor nos hizo a Su Imagen y Semejanza, sin que nos hiciéramos merecedores a tan alta dignidad, porque estamos muy lejos de valorar lo que el Señor de la Creación ha hecho en nosotros, al punto que hemos llegado a estropear el ser que Dios nos ha dado.

Por eso hoy, sin más ni más, atentamos contra la vida. Dónde nosotros no tuvimos ningún concurso para crearla y la cual jamás salió ni saldrá de nuestras limitadas y mortales manos. ¡Pero eso sí! Con qué facilidad la destruimos y violamos sin ningún reato de conciencia o remordimiento alguno. Nos hemos vuelto contra Dios y su milagrosa Creación.  Ahora más que nunca algunos hombres hemos roto con las leyes sabias y perfectas del Creador, lo que nos conduce necesariamente a nuestra autodestrucción y la de la naturaleza, Creación portentosa de Dios.

“Cuando el hombre, Creación sublime del Hacedor, se degrada, negando su origen espiritual, Dios permite que uno de sus reinos, el silvestre o natural, que siendo irracional sí reconoce al Ser Supremo, se desfogue, porque este siente que quién está llamado a administrarlo se encuentra en un deprimente ocaso espiritual”, concluye el profesor Cuesta Macías.

NÍNIVE SE CONVIRTIÓ

Jonás, profeta menor del Antiguo Testamento


Es en esos cruciales momentos para la humanidad en donde, a causa de los desmanes ambientales, sin duda, llevamos todos las de perder. Pagamos justos por pecadores. Lo vemos en las Sagradas Escrituras, cuando el Padre Eterno llama al orden a sus hijos, porque su obra de amor, el ser humano, no quiere que se pierda. Así lo hizo, por ejemplo, con  la ciudad de Nínive que se ahogaba entre la iniquidad, la corrupción y la desobediencia, para lo cual llamó a un hombre, a Jonás, y lo hizo profeta de una sola profecía: “Irás a Nínive y les dirás que “en cuarenta días serían destruidos sino se arrepentían de sus pecados”.  

Pero, Jonás, desobedeció lo ordenado por Dios y quiso desviar su camino, embarcándose rumbo a Tarsis hacia tierras opuestas al destino trazado por Dios. Entonces, ¿qué hizo Dios? Mandó una tempestad que amenazaba con hundir la embarcación donde iba Jonás. El capitán y los marineros del barco se dieron cuenta que Jonás había desobedecido al Dios de su fe y que todos estaban en peligro de morir, así que acordaron con la aceptación de Jonás echarlo al mar, donde una gran ballena lo introduciría en sus entrañas por tres días, después de los cuales Jonás arrepentido y en oración, sería expulsado por el cachalote y haría lo mandado por el Señor.

Lo esperanzador de este relato bíblico es que el pueblo de Nínive acató lo ordenado por Dios y se convirtió. Entonces Dios no destruyó este pueblo. 

INTERMINABLES LLUVIAS DECRETAN CALAMIDAD PÚBLICA EN MUNICIPIOS EN COLOMBIA


Municipio del Bajo Cauca Antioqueño entre el agua Foto Cortesía Actualidad Regional

Es evidente que miles de nuestros compatriotas viven en condiciones de vulnerabilidad y sus enormes necesidades  los afligen como, por ejemplo, sus inestables viviendas donde muy pocas se mantienen en pie, y otras, en su mayoría,  al estar en sitios calificados de alta vulnerabilidad que, en contacto con  prolongadas tormentas, son anegadas, arrastradas y destruidas perdiendo irremediablemente el techo que los protegía. Dañando sus pequeños cultivos y animales de sustento, al igual que a grandes agricultores y ganaderos de las zonas en emergencia.

Entonces, la arremetida del agua los obliga a dejar atrás sus vidas y con la ayuda de los organismos de socorro y las entidades del Gestión del Riesgo de los departamentos afectados son alojados en albergues o cambuches temporales, mientras vuelven a tomar posesión de sus tierras, al disponer de recursos para recuperar los cauces de afluentes y quebradas desbordadas.

Las lluvias han aumentado los caudales de ríos, arroyos y quebradas golpeando duro a cerca de treinta municipios de Cundinamarca entre ellos Soacha, Sabana Centro y Valle de Ubaté.  Igualmente en Valles del Sinú, San Jorge y en 22 municipios como Ayapel en Córdoba con sus diez corregimientos y 51 veredas se encuentran bajo el agua, arrojando dieciséis mil damnificados en el departamento, de los cuales, según su gobernador Orlando Benítez, seis mil cuatrocientas familias lo han perdido todo.   

El desbordamiento de ríos como Tarazá y Nechí  anegaron los municipios de Tarazá, el Bagre, Zaragoza, Cáceres, Nechí, en el Bajo Cauca antioqueño.  Centenares de sus habitantes víctimas de las fuertes precipitaciones invernales. Afectando a nueve barrios, locales comerciales e importantes cultivos de estas regiones, confirmó a los medios periodísticos Juan Manuel Giraldo, director de Manejo de Desastres de Antioquia.

Una crecida súbita del río Cauca sorprendió al municipio de Cáceres. “Cerca de 376 hectáreas de cultivos inundados, afectando nueve veredas y cerca de 270 familias con afectaciones múltiples”, informó el funcionario.

DESAHOGO DE LA TIERRA SOBRE EL PLANETA


Incendio Dixie causa estragos en Greenville, California Foto David Swanson Reuters 

Es claro que, en este 2021, los elementos de la tierra–agua, fuego, tierra, aire- se están desahogando a un tiempo en distintos puntos de la geografía mundial, aumentando su severidad y respuesta devastadora.

Tenemos mega incendios forestales, unos provocados y otros son consecuencia de alarmantes sequías e insoportables marejadas de calor, por ejemplo en el suroeste de Europa, donde miles de bomberos redoblaron sus labores de extinción de días por tierra, con hidroaviones y helicópteros buscando contenerlos. Sin embargo su poder abrasador supera sus ingentes esfuerzos.

Es así como en Atenas, Grecia. Turquía. Italia. Macedonia del Norte y Bulgaria. Jerusalén en Israel. Los Ángeles, California, Estados Unidos. Argentina. Costa Azul, el sur del balneario Saint Tropez,  en Francia, las llamas ingresan a aldeas, provincias, ciudades, condados, logrando que sus habitantes huyan para salvar sus vidas, porque en un parpadear de ojos consume costosas, lujosas y sencillas construcciones.

“El fuego no está controlado”, subrayaba el portavoz, prefecto del departamento de bomberos del Var, Evence Richards, e informaba al canal BFM TV que “al menos un centenar de viviendas han resultado más o menos afectadas”.

Pero si esto ocurría en Francia, ni hablar de lo sucedido al norte de California con el denominado incendio Dixi. Gigante en extensión y destrucción. Del tamaño de la Isla Maui en Hawai. Por lo que lo tildan del segundo mayor fuego forestal en la historia del Estado, con una cobertura mayor que la de Los Ángeles, superando al de Mendocino Complex de 2018.

Implementan cantidad de recursos para controlar el incendio forestal Caldor Foto Call Fire


Ahora Caldor que tuvo su génesis a mediados de agosto, a las afueras de Sacramento la capital del estado californiano, obligó a veintitrés mil moradores del condado El Dorado a evacuar con premura sus hogares por su gran extensión y poder de destrucción y 35.000 personas de California debieron  hacer lo mismo. Su infatigable carrera asoló pequeños pueblos rurales de Greenville y Grizzly Flats. Se cree que por su tamaño y peligrosidad es el número diecisiete en la historia de los incendios forestales en Estados Unidos.   

Y del fuego devorador pasamos a los eventos de temibles huracanes y recurrentes sucesos sísmicos que han cobrado cientos de vidas y dejado con severos traumas y heridas a miles de personas como en Haití, Taiwan, Alaska, Indonesia, China, El Tibet, Japón, Grecia, Perú, Nueva Zelanda, Islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur, España y Argentina.

Seísmos que van de la mano con una cadena de erupciones o de actividades eruptivas volcánicas en el Congo, el Monte Nyiragongo. Reventador en el Ecuador. Soufriére, Isla Caribeña San Vicente. Pacaya, Guatemala.  Fuego, Centro Sur de Guatemala. Popocatépetl, México. Shanghai, Ecuador. Krakatoa, Indonesia. kilawea, Isla de Hawai. Etna, Italia.    

ATESORADOS INCUNABLES QUE EL AGUA FANGOSA DEVORÓ


Damnificada reacciona frente a su casa destruida por inundaciones en Ensival, Veivers, Bélgica. Foto Francisco Seco AP

En el noroeste de Europa las inundaciones por desastres invernales hoy calificadas por los meteorólogos “desastre del siglo” lo penetraron todo. Los moradores europeos que están acostumbrados, durante siglos, a lluvias moderadas y no,  suscitadas en estas bellas regiones, jamás llegaron a imaginar que estas  iban a tener la dimensión demoledora alcanzada. Asolaron cuanto quisieron, sin importar en lo más mínimo cuánto daño ocasionaban. Irrumpieron, cual lobos rapaces, en los tranquilos parajes de campos y ciudades.

Se llevaron por delante enseres, viviendas y en medio del devastador episodio, pasa la imagen desoladora de un can blanco que encuentra como su único salvavidas una cama-cuna que lo conduce por el fangoso mega río a un incierto destino.

Parte el corazón ver como negocios caseros de años  – vitivinícolas familiares, panaderías, mercados, zapaterías-  se perdieron en medio del anegado escenario. Un viejo librero llora sobre su pila de libros que el fango cubrió, algunos de los cuales, eran atesorados incunables, ejemplares únicos en el mundo.

En los descriptivos vídeos se observan personas desesperadas sobre los techos de sus casas sepultadas por la avalancha de barro, a la espera de ser rescatadas en helicópteros, además de árboles arrastrados por las corrientes incontroladas y cientos de vehículos inservibles a causa de la  marejada indetenible.

En un documental de DW “Aguas Devastadoras” Isabele Bonicell, experta en los riesgos de inundaciones en su distrito, Nevers, en Francia advierte: “Si vemos venir la crecida podremos detener las consecuencias, pero si se rompe un dique ocurre un desastre incontrolable”.

El responsable de la protección contra las inundaciones, Paul Van Eash, asegura que las casas se alzan sobre pilotes y por tanto resisten las inundaciones. En el barrio Plantai resisten las inundaciones.

Reinhar Vogt fue jefe del Centro de Control de Inundaciones durante veinte años, dice que Alemania hace muy poco por la prevención. “Después de la inundación todos están horrorizados y luego se hace casi nada. Las inundaciones se olvidan rápido.

“Hasta 1993 la protección contra las inundaciones no le importaba a nadie en Colonia, pero cuando llega la crecida en Navidad estábamos mal preparados y todo salió mal y en 1995 llegó la siguiente inundación y gracias a Dios ahí tomamos conciencia.

“Dos veces en catorce meses la ciudad fue cubierta por aguas lodosas. Los daños ascendieron a cientos de millones. La conmoción fue profunda”.

Según lo dicho por el experto en este documental la protección contra las inundaciones tiene que ser estética para que la gente la acepte. Invirtieron más de cuatrocientos millones de euros en la construcción de 56 kilómetros de muros de contención, además de once kilómetros de muros móviles. (Editores LLAMAS)