lunes, 11 de marzo de 2013

EN INCENDIOS SIN CONTROL NIÑOS Y ANCIANOS VÍCTIMAS VULNERABLES



EDIFICACIONES ANTIGUAS QUE HAN TENIDO DISTINTOS USOS Y QUE PASAN, LA MAYORÍA DE VECES,  DESAPERCIBIDAS PARA LAS AUTORIDADES PREVENTIVAS LA ¡SORPRESA! DE LA OCURRENCIA DE  UN MORTAL INCENDIO NO SE HACE ESPERAR ... ACABA DE PASAR EN ALEMANIA Y PUEDE OCURRIR EN CUALQUIER MOMENTO Y EN CUALQUIER  PARTE DEL MUNDO. 

CRUZADA PARA PREVENIR Y COMBATIR INCENDIOS EN LOS EDIFICIOS ALTOS

(REVISTA LLAMAS No.67, 1983)

SANTIAGO DE CHILE.- Sin extrañar, una caja de tornillos puede venir con un folleto que explique su uso y en cambio nadie enseña el uso de un edificio, cuando ya los rascacielos se alzan por doquier... Con el fuego asechante entre sus murallas.

Las estadísticas revelaron que durante la larga guerra de Vietnam, Estados Unidos sufrió menos víctimas en los campos de batalla que por los incendios en sus propios inmuebles de altura.

Y un día de febrero de 1974, recuerda el experto chileno Gabriel Rodríguez, la esbelta torre Joelma de la pujante Sao Paulo se convirtió en una pira espeluznante desde la cual se lanzaron a la muerte 230 hombres y mujeres.

El humo, el calor y las llamas clausuraron el escape y los equipos bomberiles se alzaron impotentes sólo hasta los pisos iniciales, tal como ocurrió en Santiago hace dos años en otra hoguera que segó doce vidas en una elegante e impotente mole de cristal, hierro y cemento junto al río Mapocho.








INCENDIO EN LA TORRE SANTA MARÍA EN LA DÉCADA DE LOS OCHENTA EN CHILE.



Sendos avisos dramáticos para chilenos y brasileños.

Poco antes, pero sin encontrarse eco. Rodríguez había descrito por anticipado una de estas catástrofes que, por acumulación , se comparan a la desgracia que acompaña a los esporádicos sismos e inundaciones. 

El incendio supuesto comenzaría en la mitad de la construcción, en el interior de una habitación. Con los ocupantes disparados en pos de ayuda, al comienzo habría 300 grados celcius con pocos daños importantes. Pero pronto las llamas avivadas por el aire que entra por las puertas y ventanas destruidas elevarían la temperatura a 500 grados. A partir de ese momento un infierno real.

Es probable que grandes llamaradas  asomen al exterior y alcancen el piso superior  (el fuego siempre sube) y que luego se repita la propagación hacia lo alto.

O quizás ocurre que el siniestro se desplace hacia los pasillos y demás apartamentos y espacios interiores, generando un devastador efecto de tiraje a medida que consume el edificio por dentro. 

La apariencia de solidez de los gigantes urbanos es engañosa. Nada resiste en la vorágine. 

Mil o más grados en el frente de avance del fuego, masas ardientes de maderas, plásticos, muebles o alfombras, escaleras y ascensores bloqueados para el descenso, hasta los metales en fundición  y los habitantes escapando despavoridos  hacia la terraza.

Sin embargo, aún libre la azotea  de antenas de TV, estanques, letreros o cables  que siempre abundan, los helicópteros de salvataje  no hubieran actuado, impedidos por el torbellino generado por el humo  y el aire caliente. advirtió la visión del técnico chileno, basada en la experiencia y una observación científica de años.

Docente en ingeniería civil en la Universidad de Chile e investigador de un Instituto Superior de ensayo de materiales  que creó aquí el primer laboratorio del fuego de América Latina, Rodríguez no persigue el "susto por el susto".

Para eso están los filmes del cine terror norteamericano que incluyó el taquillero incendio en la "Torre" junto a "Tiburón"  y "Terremoto".

El objetivo serio es mantener una cruzada aquí en Santiago, La Paz, Buenos Aires o las metrópolis del Brasil, para mejorar la calidad de la construcción de los edificios altos e instruir a la población para su utilización.

Crecientes las ciudades hacia arriba, el agitado mundo moderno transcurre en lo alto, donde no siempre llegan las escaleras del carro bomberil.

El 80 por ciento de nuestro tiempo lo pasamos en los rascacielos. Alli trabajamos y allí habitamos. En ellos encontramos la diversión o la educación, buscando la vida, pero no EXIGIMOS LA SEGURIDAD y no sabemos usarlos en el peligro, comentó Rodríguez.

A veces es más fácil que alguién apague una llama con un dedal que los bomberos con sus carros y mangueras dominen un incendio ya desatado, pero la cuestión consiste en tener el dedal, usarlo bien o saber cuándo no sirve y se debe optar por otro medio.

Pocos ocupantes de un apartamento en altura piensan si el alojamiento representa un riesgo subido para la generación accidental de un fuego.

Los productos de celulosa necesitan unos 240 grados para entran en combustión y esa temperatura, dice el profesor  Rodríguez, se sobrepasa con un simple roce enérgico, cerillas, pavesas de cigarrillo, chispas eléctricas, filamentos de ampolletas rotas, tostadores y planchas calientes.



INCENDIO EN EDIFICIO GRAN SANTIAGO EN CHILE, MARZO 2013 (FOTO: TELÁM)


¿Qué haría Usted en la emergencia?


*Muchos perecieron al meterse a un ascensor que se paralizó en medio del incendio.

*Otros acumulan combustible para la estufa, después de formalizar la compra de un piso (apartamento) con escaleras estrechas que la autoridad aceptó sin más.

*¿Usted cerraría a abriría la puerta de la pieza dónde aparecieron llamas?

*¿Cuántos vecinos de un mismo inmueble están prevenidos para ayudarse?

*¿Su edificio se alza en medio de jardines que impedirían la aproximación de los pesados vehículos porta escaleras?

*Y no olvide que más vale que el mayordomo del edificio llame a los bomberos, en vez de usar los extintores, generalmente inservibles.

Y repítase que el fuego, el gran aliado que en las cavernas de hace milenios lanzó al hombre a la carrera del progreso, es un amigo que se torna enemigo alimentado por la desidia humana, según la reflexión del experto santiaguino.
(RAFAEL URBINA)

No hay comentarios:

Publicar un comentario