¿COLOMBIA EN MANOS DEL CAOS…?
PUEBLOS SEDIENTOS DE DIOS, DESCONOCEN EL ORDEN SOCIAL
Foto Getty Images
De acuerdo con los últimos sucesos
acaecidos en nuestro vapuleado suelo colombiano somos como algunos edificios en
los que sus administraciones se han preocupado
más por restaurar, cuidar y conservar su fachada exterior de los inevitables
deterioros del tiempo y de los caprichosos cambios del clima –vientos, lluvias,
calor, tempestades…- Es el caso de la famosa Torre Grenfell, en el Reino Unido,
en donde sus paredes exteriores exhibían paneles aislantes (cladding, en
inglés) de materiales inflamables de aluminio y plástico que, a primera vista,
no ofrecían peligro inmediato.
La evidencia demuestra que existió
un mayor interés por la protección de su
cascarón exterior, descuidando, en gran medida, su parte interior, ¿a qué nos
referimos? A lo que denominaremos el alma, la supervivencia de toda
estructura de concreto, en este caso el condominio Grenfell, su seguridad
anti-incendios. Y así pasa con algunos seres humanos cuidamos más nuestro empaque exterior y nuestro espíritu muriendo de inanición.
Resultado de ello, el 14 de junio
de 2017, el edificio de los años setenta se derretía como una vela ardiendo y
alrededor de setenta y cuatro de sus ocupantes morían irremediablemente en este
horno de 980° Celsius.
¿ROBOTS SIN CONCIENCIA?
Al igual que con este famoso
condominio ocurre con el hombre contemporáneo, que dice vivir en la modernidad,
dejando atrás lo que, en verdad, le da esa dimensión de inmortalidad, de
eternidad, de vivencia espiritual, que transmite vida a su frágil envoltorio carnal: ¡su alma! Cosa que hoy se desconoce,
se niega o no se cree. Y el alma refrenda que somos algo más que materia. No
robots sin conciencia. Somos creación divina. Imagen y semejanza de un Dios
Todo Sabiduría, bondad, amor y magnanimidad.
Entonces nos preocupa más nuestra
empaque exterior que, en algún momento, dejaremos en este ‘paseo’ temporal y el
alma, sin saberlo, lo más valioso que poseemos, será aniquilada cediendo su
paso, según nos vaya señalando nuestra naturaleza material, a insensatos y
desenfrenados deseos no gobernados por
la sabiduría espiritual. Sólo el milagro de la conversión con la dirección del
Espíritu Santo de Dios despertará esta auténtica verdad, para evitar que, en
nuestro corto o largo peregrinar, seamos
consumidos, al igual que la Torre Grenfell, por el fuego de nuestras pobres e
insensatas pasiones, condenándonos a una definitiva autodestrucción.
‘SIN DIOS Y SIN LEY’
¿A qué nos lleva esta decadencia
moral y espiritual? Le preguntamos a Francisco Castello, experto en religión,
ética y humanidades y esto fue lo que nos dijo: “A no
reconocer como Primera Autoridad Universal a Nuestro Padre Dios. El Hacedor y
Dueño de la Creación y si esto hacemos con el Dueño de la Vida, de ahí en adelante
toda Autoridad legítima e instituida por una sociedad bien constituida correrá
el mismo o peor riesgo.
“Ya estamos siendo testigos de
ello. No hay respeto por la Autoridad. Así algunos hijos, carentes de dirección
en valores morales y espirituales, los cuales surgen en la esfera familiar, se
hallan muy bien ‘armados’ con altas dosis de prepotencia y de deseo de imponer a
la fuerza, por medios agresivos e ilegítimos atropellando todo lo que les
‘huela’ a AUTORIDAD. De esta manera, desde la autoridad paterna pasando por la
autoridad de orientadores, dirigentes, educadores
y aquello que represente orden, justicia y paz, son combatidos por las
subculturas de las generaciones del caos.
“En Colombia, como espectadores
pasivos, hemos visto expresiones enceguecidas tales como aquí hacemos lo que
queremos, lo que nos da la gana, cuándo queremos y cómo queremos, herimos y
dañamos lo que queramos, sin respetar a los Cuerpos de Seguridad ni mucho menos
medir las consecuencias de tan irritantes actos.
“Como si fuera poco y, sin ser
ejemplo de buen desempeño social, nos convertimos en verdugos del orden bien
establecido, siendo que nuestras actuaciones no son para nada dignas de
enmarcar. Señalamos, juzgamos, condenamos y los errores de unos pocos tendemos
a generalizarlos, asumiendo que son cometidos por todos. Olvidamos que el daño
ocasionado a nuestro prójimo tiene efecto ‘boomerang´, tarde o temprano se
devuelve contra su emisor.
“Decimos con toda amplitud no creer
en la existencia de Dios y, sin embargo, le echamos la culpa de todas nuestras
desgracias.
“Lo cierto es que no somos seres
creados al azar. Dios nos confirió un alma racional e inmortal. Si fuésemos
fruto del caos no tendríamos sociedades equilibradas y justas. La tiranía, la
violencia y la injusticia harían invivibles nuestra fugaz existencia.
“En momentos como estos donde todo
parece naufragar y la maldad se apodera del mundo, debe aflorar un espíritu de
rescate hacia lo esencial: la familia. Así tendremos sociedades sanas, donde
prime el respeto, el orden, la fe, el amor, siendo estos los auténticos
soportes de una civilización feliz.”, concluye el pedagogo Castello.
Citamos la Palabra de Dios que nos
enseña a ser reverentes, respetuosos y sujetarnos unos a otros: “Sométanse los unos a los otros, por
reverencia a Cristo”. (Ef. 5:21 S. Biblia). “De la misma manera, ustedes los jóvenes
sométanse a la autoridad de los ancianos. Todos deben someterse unos a otros
con humildad…” (1 P. 5:5).
Porque el enemigo trabaja sin
cansancio para conducirnos a rebelarnos contras las autoridades. Espera nos
rebelemos contra Dios la más alta AUTORIDAD. ( Por Editores LLAMAS)