EL CÓNDOR DE LOS ANDES...
PACTO DE LIBERTAD QUE COLOMBIA JAMÁS PERDERÁ
Hace poco tuvimos el privilegio de observar, en el valle del Cocora, edén natural en la Cordillera Central de los Andes colombianos, departamento del Quindío, puerta de entrada al Parque Nacional Los Nevados, un evento, único, inusual... En medio de esbeltas palmeras de cera, otro símbolo nacional, el vuelo danzante, del ave más majestuosa que hayamos visto en toda nuestra existencia. Su elegancia y dominio incomparable de las alturas nos comunicaba, sin lugar a dudas, que se sentía la dueña de Colombia.
¿Cuánto hace? No lo sabemos a ciencia cierta. Quizá miles o cientos de años... Con sus alas negras y plumaje blanco que, al abrirlas, alcanzaba una extensión ¡increíble! ¡Por lo menos tres metros! En esa su danza encantada cubría nuestro inalcanzable cielo con tal señorío y serenidad que quedamos profundamente extasiados. Y pensamos: ¡Dios hizo el Cóndor de los Andes para Colombia y diseñó a Colombia para el Cóndor de los Andes!
Entonces, supimos porqué el Cóndor ocupa un lugar prominente en nuestro Escudo Nacional, por sus características y soberano vuelo enuncia la libertad, condición inestimable de los pueblos, pero que no sólo la refleja esta ave de nuestro patrimonio natural, sino, también, el gorro frigio rojo, sobre un fondo platino que, desde antiguo, en este símbolo patrio, se halla enastado en una lanza, subrayando así el valor de los patriotas por defenderla con la vida y las armas, si fuera necesario. Además de la victoria, la nobleza del pueblo, representada por la corona de laureles que sostiene su pico.
TIERRA DE CÓNDORES
Cuentan que los Chibchas les decían a estas tierras Cundirrumarca: tierra de Cóndores. Señor de las grandes alturas. Mensajero del Sol.
Estudiosos de los dialectos indígenas apuntan a que la palabra Cundinamarca es de origen quechua y significa tierra de las alturas y los cóndores.
Con razón vemos que, por su importancia y significado, nuestro escudo tricolor se dejó atrapar por las fuertes patas de la exótica especie. Pero es que el Cóndor nació para volar libre sobre el conjunto de maravillas que representa nuestra tierra colombiana y que bien están retratadas en las tres franjas de nuestro Escudo Nacional. Y tal como si estuviera bailando un vals, el Cóndor Andino acaricia nuestros valles, volcanes, montañas y nevados. Recorriendo con su imponente vuelo nuestros tesoros naturales y agrícolas. Planeando sobre nuestros dos mares y su amplio recurso ictiológico y nuestra hermosa bóveda celeste.
BOLÍVAR Y EL CÓNDOR DOS AMANTES DE LA LIBERTAD
Pero, de seguro algunos se preguntaran y toda esta dura travesía para qué. ¡Todo este arduo sacrificio por alcanzar la libertad de América! Bolívar y el Cóndor dos amantes de la libertad.
Y como si presintiera el peligro que correría esta curiosa especie en el futuro, como buen partidario de la libertad, Bolívar, enunció decretos para que se plantaran árboles en sitios indicados, previniendo así posibles desastres a causa de la temible deforestación que, hoy, es una de las amenazas para nuestro emblemático ejemplar.
Esto decía el reconocido Hombre de las Dificultades, cuando soñaba en la pronta reunión de la Nueva Granada y Venezuela en una sola nación: “Al contemplar la reunión de esta inmensa comarca, mi alma se remonta a la eminencia que exige la perspectiva colosal, que ofrece cuadro tan asombroso. Volando sobre las próximas edades, mi imaginación se fija en los siglos futuros, y observando desde allá, con admiración y pasmo, la prosperidad, el esplendor, la vida que ha recibido esta vasta región, me siento arrebatado y me parece que ya la veo en el corazón del Universo, extendiéndose sobre sus dilatadas costas , entre esos océanos, que la naturaleza había separado y que nuestra Patria reúne con prolongados y anchurosos canales.
“Ya la veo servir de centro, de emporio a la familia humana. Ya la veo enviando a todos los recintos de la tierra los tesoros que abrigan sus montañas de plata y oro; ya la veo distribuyendo, por sus valiosas plantas, la salud y la vida a los hombres del antiguo mundo. Ya la veo comunicando sus preciosos secretos a los sabios que ignoran cuán superior es la suma de las luces, a la suma de las riquezas, que le ha prodigado la naturaleza, YA LA VEO SENTADA SOBRE EL TRONO DE LA LIBERTAD, EMPUÑANDO EL CETRO DE LA JUSTICIA, CORONADA POR LA GLORIA, MOSTRAR AL MUNDO ANTIGUO LA MAJESTAD DEL MUNDO MODERNO...” (Bolívar P. 215, Indalecio Liévano Aguirre)
PATRIMONIO NACIONAL
Es nuestra idiosincracia. Por tal razón es una auténtica diosidencia que nos identifiquemos con el Cóndor de los Andes. Es evidente que, por ello, hoy los colombianos quieran dejar el todo por el todo en el terreno de sus expresiones artísticas, deportivas, literarias, científicas, políticas, en sus plantones y marchas pacíficas, porque no están dispuestos a canjear su libertad que es connatural a su esencia, a su personalidad, a su espiritualidad.
Desde que la Patria comenzó a caminar hacia su emancipación, el día en que el grito independentista hizo eco en los corazones criollos de la Nueva Granada, se rompieron para siempre los grillos que nos encadenaban a un fatídico régimen monárquico esclavista.
El grito de independencia del 20 de julio de 1810, ¡con sorpresa! trascendió en el tiempo, siendo la antesala para frustar futuros sistemas de tiranía u opresión como los que vienen acosando a otras naciones de centro y Suramérica, generando enormes injusticias, atraso, hambre, enfermedad, desempleo y deserción de pueblos enteros que buscan sacudirse de la opresión y la miseria.
Es la libertad ese valor precioso que nos eleva como hijos de Dios, haciendo que el hombre pueda inspirar sus más nobles propósitos e ideales sin sentirse coartado, limitado, al conformar así una sociedad sana donde se respete la familia y los valores tradicionales. Los derechos de cada quién, sin convertirse en títeres de otros, a los que se les niega el pan, sino reniegan de su fe. En un sistema así se pierde toda esperanza. Logros y sueños son sepultados, siendo la corrupción y las inseguridades en todo orden: económica, laboral, alimentaria, sanitaria, pensional, energética, de la vida y de la familia, además del colapso de todo lo que provenga de la iniciativa privada y la libertad de empresa, las que se imponen para destruir los cimientos más sólidos de una bien sostenida democracia, de una nación libre .
EN EL FUTBOL TAMBIÉN SOMOS LIBRES
Claro está, que no podíamos quedarnos sin mencionar a nuestros valerosos jugadores de futbol de la Selección Colombia que en esta Copa América 2024, también, dejaron ver en la fuerza de su espíritu, en su disciplina, su colegaje y en sus piernas lo mismo que el Cóndor de los Andes su amor por la libertad. ‘Volaban’ tras su presa, el codiciado esférico, emulando majestuosamente al coloso de los Andes y así lograron con empeño y decisión llegar a ser Subcampeones de América en el espectáculo de multitudes.
Algo así como cinco millones de colombianos viviendo en Estados Unidos que asistieron a los estadios, se vistieron con la tricolor. Su corazón se incendiaba de amor patriótico por el país, al cual ellos anhelan volver porque allí nacieron y conocieron el amor de una familia. Sus primeros recuerdos de infancia. Sus estudios. A ese hombre o esa mujer, hoy quizá cubiertos por la nieve de los años, a quiénes le dijeron por primera vez: papá, mamá. Quieren, algún día, retornar a su patria libre, con el ideal de hacer empresa y decirle a sus hijos, como ellos, alguna vez, lo oyeron de sus padres o abuelos: “Este es el suelo querido que nos vio nacer”.
Colombia te amamos y tú a nosotros. Nos enseñaste a construir. A levantarnos muy de madrugada a ver esos amaneceres de ensueño, de postal. Con el primer vaso de leche de vaca, caliéntica, recién ordeñada. Con ese olor a café, único en el mundo y las arepas de maíz que saben a lo que huele el campo. Te queremos como eres. Te añoramos. Tu eres una Madre que para todos tienes amor, cobijo y pan.
No queremos hacerte sufrir. Verte a diario cruzada por el fuego desolador de las traidoras armas. Sangrar con guerras fratricidas. ¡Te queremos libre! Sin mancha, ni corrupción. Sin oscuras empresas fundadas en la ilegalidad. Tú tienes todo el potencial para que tus hijos prosperen en el bien, la democracia auténtica y la libertad sin par. El Cóndor de Los Andes, bien lo sabe y nos lo recuerda. Él es un buen reciclador. Limpia el ambiente de impurezas. Lleva en su pico las semillas que esparcidas serán los frutos que darán vida, alimento a bosques y selvas. Con estas faenas nos dice: “Esta es la libertad y el orden. Y alzando los ojos al firmamento el Cóndor nos regala una visión única. Lleva en sus gruesas patas el Escudo tricolor y celosamente lo abraza con sus enormes alas. Nos enseña que jamás de Colombia se irá, porque con su presencia se sella el pacto inmortal de LIBERTAD entre el cielo y la tierra. Entre el Cóndor y Colombia y nuestra historia así lo certifica. (Textos Editores LLAMAS )
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