DESPUÉS DE UN CUARTO DE SIGLO, LOS GOBIERNOS DEMOCRÁTICOS DEL MUNDO ESPERAN QUE LOS VENEZOLANOS PUEDAN VOLVER A SU PATRIA PARA, AL UNÍSONO, PROCLAMAR: ¡VENEZUELA ES MI TIERRA!
Venezuela, la ‘pequeña Venecia de América’, hoy escribe su segunda y más anhelada hazaña de Independencia, no sin antes pasar por el cedazo de ocultas lágrimas, dolores y grandes sinsabores de millares de hombres y mujeres que debieron, forzosamente, abandonar su Patria, para no perecer de sed y de hambre ante un régimen despótico que todo el poder quería, menos a su pueblo.
Hoy, sus tenebrosos calabozos y cárceles como el Helicoide, Rodeo, Nacional, Tocorón... Y calles, son testigos mudos de presos políticos, rehenes, menores de edad, jóvenes que, con todo el derecho, reclamaban en marchas pacíficas, a un gobierno sin horizonte, un mejor porvenir para ellos y sus familias, pero fueron silenciados en medio de lentas vejaciones y rechazables torturas, sin alimento, sin medicina, con choques eléctricos o ultimados con las balas criminales de la infamia.
En medio del pánico, el hambre y la miseria, muchos abandonaron su Patria, dejando atrás lo que un día representó para ellos su seguridad, su felicidad, su familia, su estabilidad emocional y sus recuerdos...
Muchos no tenían adónde ir. Caminaron kilómetros, sin rumbo fijo, hasta hallar en el desconocido trayecto un alimento, un abrigo, un espacio, donde poder sobrevivir.
Algunos, por fortuna, lo encontraron. Otros, en cambio, por la crudeza de la vida, los menos afortunados, debieron ofrecerse -registrado por informaciones de prensa- como mercancía sexual, ellos o sus hijos, para poder tener una fracción de pan, no morir en el frío y duro pavimento por inanición, y dormir dónde la noche los cogiera, bajo puentes, parques solitarios, o en el interior húmedo, nauseabundo, de las alcantarillas...
Hoy, todavía, algunos venden dulces, frutas, en las calles o en los semáforos. Cuidan motos o carros y, si todo les va mejor -en el caso de Colombia-, operan como ‘chapoleros’ recolectando las buenas cosechas de café.
Los más profesionales logran ubicarse en mejores condiciones en el esquivo mercado laboral latinoamericano, europeo o norteamericano, con sueldos inferiores a los que dicta la norma laboral en cada país.
ALIANZA PELIGROSA
Es la mafia del narcosocialismo que, como un gran ventilador, expulsa a su pueblo de su propio suelo, siendo la corrupción uno de los cánceres que diezman inmisericorde los recursos del Estado, no pudiendo sostener a una población que se enseña a ser ‘floja’ y a vivir de las ‘sobras’ de los prometidos, pero, finitos subsidios.
De esta manera, los migrantes de dictaduras como la venezolana, viven trashumantes con el desconsuelo de haber perdido a la Madre Patria, que como la primera, la biológica, es única e irremplazable.
Así, y esto se lo deben al sistema ruin y tiránico, deben abrirse paso por el inmenso e ignoto mundo, sin el calor del hogar conocido, llevando la cruz a cuestas de la humillación, porque, muy a su pesar, sin habérselo propuesto, son los errantes parias, sin patria y sin destino.
Desde entonces, un cuarto de siglo ha transcurrido entre el régimen ‘chavista’ y madurista y millones de venezolanos andan desperdigados por el orbe. Entonces, Venezuela el 28 de julio dijo en las urnas: ¡Ya no más! Y el mundo liberal y democrático lo avala. Respalda al nuevo presidente Edmundo González Urrutia, quien triunfó en el corazón del pueblo Soberano y en franca lid derrotó el fraude y a la amañada dictadura que, obstinada, se niega a dar paso a un nuevo y mejor amanecer para la tierra del ´oro negro’ y la verde esperanza, porque el diez de enero, en Venezuela, se posesionará su nuevo Presidente.
¡VENCE VENEZUELA! EL PUEBLO BRAVÍO BUSCA PONER PUNTO FINAL A LA DELEZNABLE DICTADURA
Cansada Venezuela de atropellos, malquereres y mandatos ‘azufrados’, salieron de sus entrañas buenas semillas de coraje y valía que heredaron el corazón de león del Libertador. Una mujer heroica, María Corina Machado y un hombre sereno, prudente y táctico, Edmundo González Urrutia, son los instrumentos que cabalgan los caballos de la paz y la libertad, enarbolando las armas más poderosas de la oración, la verdad, el valor y la bandera Patria, con las que los grandes héroes sellaron sus batallas de victoria y libertad.
En este mes de enero 2025, los buenos hijos de la amada Patria Venezolana, la que acunó al más Grande Prócer de la Libertad, Bolívar, y que desde el umbral a lo invisible pareciera decirles: “Pueblo Noble y Bravo mío, son de esta raza que no se doblega. Conquistamos para el Nuevo Mundo, su añorada Libertad. Ahora, ¡un ejército de hombres y mujeres vienen en camino! Llegan de otra guerra, con ‘callos’ en el alma: la del duro exilio, la del cruel destierro... Porque a su Patria, a su familia, que un día dejaron ¡cueste lo que cueste! Quieren recobrar”.
Ejércitos que no vienen solos. ¡Dios está con ellos! Como cuando liberó de la esclavitud egipcia a su pueblo escogido, el pueblo de Israel que, con Moisés y Josué a la cabeza, alcanzaron, después de mucho andar por el desierto, la Tierra Prometida.
O cuando tuvo lugar el cruento sacrificio de cientos de hombres temerosos de Dios, dónde demostró que la fe triunfa más allá de la muerte. Testigo de ello, las silenciosas y frágiles esculturas de diosas y dioses que adornaban el Coliseo Romano.
Así, muchos cristianos con su valiente inmolación en este escenario mortal sepultaron, en las arenas manchadas de sangre, el sadismo y la vanidad de hombres que, sin ser nada, se creían dioses, desafiando al Dios de Todo y de todos”.
¡VENEZUELA, ES MI TIERRA!
Otra atmósfera trágico-humana, se levanta ante la mirada sufrida y desgastada de los venezolanos que quieren, con su corazón fortalecido, regresar y recuperar a su golpeada Patria, Venezuela, y es el síndrome de Hubris, de mandatarios narcisistas, autoritarios, que como ‘medusas’ se aferran al poder, llegando a creerse ‘seudoemperadores’, y niegan la realidad de que fueron legítimamente destronados por el voto popular, no queriendo devolver a la nación su rostro de país de verdad, desfigurado por estos regímenes totalitarios y deshumanizantes.
Como expresara con talante victorioso, Scarlett O’Hara, protagonista de la famosa e histórica película sobre la Guerra Civil de Secesión de 1861, entre el Sur y el Norte, en Estados Unidos ‘Lo que el Viento se LLevó”, al finalizar la guerra: ‘¡Tara, es mi Tierra!”, los venezolanos dirán: “¡Venezuela, es mi Tierra!” (Textos Editores LLAMAS)