miércoles, 17 de septiembre de 2025

¡COLOMBIANOS, TENGAMOS ESTO EN CLARO! MAGNICIDIOS, HOMICIDIOS, SUICIDIOS Y ACCIDENTES, FRUTO DE LA VIOLENCIA Y LA IMPREVISIÓN...

 

 

¿ESTÁ EN ENTREDICHO LA SALUD MENTAL EN NUESTRO PLANETA?



 MORA MIGUEL X 

Fueron casi hechos simultáneos: los magnicidios del precandidato a la presidencia Miguel Uribe Turbay y el activista de derecha y reconocido influencer norteamericano Charlie Kirk, como también, el lamentable incidente de explosión de una cisterna de gas LP en Iztapalapa, ciudad de México.

Leyendo análisis y artículos de opinión sobre lo sucedido, me sorprendió encontrar que los eventos mencionados, según la clasificación de Salud Pública global, estarían en el grupo donde se incluyen los homicidios y suicidios.

Se preguntarán los lectores porqué los accidentes con materiales peligrosos como el de México podrían clasificar en esta denominación. Porque allí confluyeron distintos aspectos riesgosos, donde hubo imprevisión y falta de prevención, por lo que los expertos en salud y seguridad lo rotulan como un suceso de violencia estructural, más que considerarlo un suceso fruto del azar, algo que estaba escrito y tenía que suceder, porque sí.

Y en todos estos confusos y dolorosos hechos, es la vida la que, en un breve instante, se pierde.

Los denominadores comunes en estos recientes e impactantes eventos es que están circunscritos en el marco de la Salud Pública, en el grupo de los homicidios y suicidios, donde la violencia, tristemente, juega un papel protagónico.


Foto El Economista

Ahora bien, en el siniestro de la Pipa de gas las investigaciones forenses, los organismos de emergencia y autoridades locales y federales arrojarán resultados si, probablemente, fue un homicidio culposo con una importante cadena de implicados o no.  

Lo cierto es que la violencia se refleja externa o internamente. Externa, porque por desconocimiento, exceso de confianza, imprudencia deliberada o no, se omiten normas sustantivas de seguridad -fallas en la regulación, infraestructura, imprudencia, indolencia o menosprecio de la prevención-.   

E interna, porque es lo que el individuo ha aprehendido en su entorno familiar o cultural: la ideologización de extrema izquierda,  adoctrinamiento, irracionalidad, drogadicción, venganza, odio y pago sicarial, mueven al receptor de estas tóxicas ideas a terminar con la vida de su antagónica víctima.

Y de inmediato, no dudamos en formular el siguiente interrogante: ¿Es acaso, la violencia la que se está tomando cada vez más el mundo? ¿Y este enfermizo síntoma social se está infiltrando en todos los quehaceres y profesiones del ser humano?




¡Cuidado!!! ¿Quizá se esté convirtiendo en el más grave problema de salud mental y espiritual de este milenio? El inocular cizaña, discordia o colocar ‘zancadilla’ a quién o quiénes vemos como posibles amenazas para alcanzar nuestros más ambicionados, caprichosos y egoístas deseos, sin preocuparnos, por lo verdaderamente prioritario: los males que aquejan al ciudadano medio y a sus familias, para solo acudir a salidas más mezquinas, que desmembran y niegan la posibilidad de llegar unidos en las próximas justas electorales y de esta manera no fracasar en el gran intento de salvar nuestra agónica democracia.

Y es que en este cuadro patético se refleja lo que los corazones atrapados por el egoísmo, enfermos de poder y de ambición, pueden provocar y lo presenciamos con el vil atentado a Miguel Uribe: el regreso de épocas violentas de los noventa.

Entonces, la verdad es silenciada, porque resulta incómoda y la muerte en Cruz se repite una y otra vez, porque el Camino, la Verdad y la Vida, que es Jesús, vino a dar cumplimiento a los mandamientos de amor de la Ley de Dios y esto no fue bien recibido entre las falsas autoridades de su época, como tampoco ahora.

Entonces, no nos ha sido suficiente con ver caer inmolados hombres ejemplares, honrados, bien intencionados. ¡No! En todos los terrenos y más en la política, que está diseñada para la búsqueda del bien común, los colombianos observamos apesadumbrados y sorprendidos como afloran los ataques, dizque, en los que proclaman luchar por los mismos ideales de arrancar del neocomunismo a nuestro país y, en vez de ello, pareciera lo estuvieran entregando a las peligrosas fauces de esta fracasada corriente ideológica.




No basta con observar que nuestra sociedad democrática esté siendo golpeada por crímenes de lesa humanidad o por accidentes, resultado del incumplimiento de normas de seguridad y de prevención, evitables, por supuesto. Tales hechos no son suficientes para hacernos caer en la cuenta lo leve de nuestras existencias y así ser más humanos, más ennoblecidos, no 'despedazarnos' por el cáncer de la envidia y competir con grandeza, debatiendo argumentos y enseñando con acciones altruistas que sí estamos dispuestos a ser multiplicadores de paz, de servicio desinteresado y amoroso. Promotores del progreso y el bienestar de la comunidad.

Los verdaderos líderes de una nación se reconocen, porque invierten su tiempo, dones y experiencia, conforme el ideal cristiano. Gastan sus existencias en actos de bondad y de grandeza, por bien de la humanidad. No destilan veneno. No conocen de traición. De ‘puñalada trapera’, porque eso no deja más que amargura en el corazón y de acciones productivas y de altura, ¡nada o ninguna!

¡Qué bueno es para el alma servir a una buena acción! Tender la mano a los más necesitados. Aportar las capacidades y experiencias para construir nación. Para hacer más Patria, sin dejarse arrastrar en el juego decadente de las rivalidades, de los odios que queman, de las fracasadas envidias que nos minimizan como hijos de Dios y nos imposibilitan a ofrecer, desde el lugar que el Todopoderoso nos haya colocado, nuestras mejores oraciones de servicio y amor hacia los demás.

Porque, el sentido real de nuestras existencias no es escalar posiciones por escalar. ¡Cueste lo que cueste! Quitando de en medio al que nos sea un obstáculo. Así deba usar las armas más ruines de la intriga para desposeerlo o destruir su existencia. ¡Qué pesar!!! ¡¿Por qué actuar así?! Si la Divina Providencia, con generosidad, a cada quién le concedió regalos a su alma para, no importando el sitio o el oficio honesto que desempeñare, hacer el bien y ¡más que nada! tener contento a Nuestro Padre, a Quien es, en últimas, al que le entregaremos cuentas cuando realicemos nuestro viaje sin retorno a la Patria Celestial.

Debemos tener presente, que el mandato divino es jugar limpio el juego de la vida. Entonces, no tendremos cargos de conciencia que nos haga pesarosa nuestra fugaz existencia y daremos cumplimiento total a la misión, pequeña o grande, que Él Eterno Creador nos haya delegado.

Loable actitud, que no riñe con nada, es el denunciar con justicia los actos malos, reparando así el lesionado tejido de la sociedad, dando el castigo oportuno al que rompa lo instituido moral y jurídicamente. Sin hacer daño irreparable e injusto a quién no lo merezca, porque, de lo contrario, no estaríamos obrando el amor misericordioso que el Sumo Bien nos invita a practicar. Seríamos lobos que a ‘dentelladas’ nos destrozaríamos  unos a otros.




Por eso, nada de ‘zancadillas’ o ‘codazos’, porque bien lo señalan las Divinas Escrituras en Mateo 7:12 y Lucas 6:31:“No hagas a los demás lo que no quieras para ti” . ¡Y de que se cumple, se cumple!!!

 ¡No nos distraigamos! La única tarea que nos debe exigir todas nuestras buenas energías, aptitudes y experiencia es salvar nuestra amada Patria, Colombia, de los enemigos de su Democracia, Orden y Libertad. ¡UNIDOS! haciendo la voluntad del Que Todo lo Puede, Nuestro Padre Celestial, y apoyando sin egoísmos al Ungido, al de mayor favoritismo ciudadano, al Elegido por designio Divino para ocupar el Solio Presidencial, conseguiremos rescatar nuestro hermoso Edén, Colombia, de ideologías de izquierda radical fracasadas en el mundo. ¡Es lo único por lo que vale la pena desvelarnos!! (Textos revista LLAMAS    

   

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