EL HOMBRE, CORONA
DE LA CREACIÓN, CEDIÓ ESTA NOTABLE POSICIÓN PROVIDENCIAL A LA TERRIBLE ERA DEL ANTROPOCENO
¡Hasta cuándo...!!! Jaguar padece su cuerpo llagado por el fuego Foto Ailton Lara
DRAMÁTICA EXTINCIÓN DE LA BIOSFERA QUE SE CONSUME EN EL HORNO DE CATASTRÓFICOS INCENDIOS DE UN CLIMA INMANEJABLE
Es el enemigo moderno de la
humanidad, que harto trabajo le ha dado al corazón científico, médico y
gubernamental del planeta.
Hoy el género humano se sumerge en
el fangal que el mismo generó. ¿Visión negativa? Pensarán algunos… Pero la
realidad lo confirma, sin discusión.
Empantana el mundo que el gran
Hacedor le cedió, con tan enorme e ilimitada generosidad, para destinarlo como su eficaz administrador.
Un administrador de lo bello, lo único, lo inimitable. Lo que él jamás
ni con su grandiosa tecnología, ni con
el sinnúmero de avances científicos, ni con todo el dinero del mundo podrá
crear.
¿Cómo dar vida a las coloridas,
frágiles y aladas avecillas que surcan el cielo embelleciéndolo? ¿A los
variados mamíferos, y a los singulares e increíbles insectos que sustentan el
equilibrio ambiental en el planeta, entre otras fabulosas especies?
EL FUEGO, DE ALIADO A OPONENTE DEVASTADOR
El fuego que sirviera a su
imaginación y a las necesidades de los primitivos
pueblos nómadas de la antigüedad, tan pronto el hombre lo descubrió hace
790.000 años, se convirtió en su fantástico aliado. En épocas duras de invierno
para calentarse, alumbrar sus prehistóricas cavernas y para la cocción de sus
presas de caza, sosteniendo así la fuerza de sus cuerpos.
Pero pasó de ser su ‘herramienta’ vital, no por el fuego en sí mismo, a
convertirse, en estos tiempos, a causa del mal manejo humano sobre sus entornos
naturales y de eventos atmosféricos extraordinarios – tormentas eléctricas,
rayos- en verdadero tsunami incendiario.
No contento con eliminar la biosfera y los recintos sagrados de la naturaleza
se ha dejado atrapar en la confusa telaraña de un espíritu violento y
destructor, conduciéndolo ciegamente a profanar, mutilar y derribar, con el uso
violento del fuego, los recintos sagrados espirituales, donde al igual que, en
los parajes naturales, se refleja la luz del Creador. Así, no respeta ni el
mundo creado, ni las intimas creencias de los pueblos, al vulnerar su magnífica
cultura arquitectónica y sus
representaciones sacrosantas.
En Chile, en este mes de octubre, quemaron dos de sus icónicas iglesias:
San Francisco de Borja de los Carabineros, la Fuerza Policial Nacional de este
país y La Asunción. Entre 2019 y 2020 cincuenta
y siete templos de este país sufrieron las consecuencias de las temibles
asonadas.
EPIDEMIAS VÍRICAS: VIOLACIONES A LA MADRE TIERRA
Por eso, ante los complicados retos
que el hombre enfrenta, hay otro que se erige amenazándolo con diezmar todo su
universo natural.
Visiones de expertos ambientales
creen que el despertar de epidemias víricas como la actual son el resultado de
las repetidas violaciones a la Madre Tierra, cuando se altera su clima por
causa del efecto invernadero –emisión de gases contaminantes hacia la
atmósfera-, la excesiva contaminación del aire y del agua, además de la tala
indiscriminada de bosques.
Igualmente, la codicia desmedida de
urbanizar los sagrados reinos selváticos y de extender por parte de hacendados,
granjeros y colonos, sus cultivos y ganadería, realizando sus habituales ‘quemas’
para despejar terrenos, derivándose de ello catastróficos incendios que se avivan y se extienden debido a temporadas de largos veranos, escasas lluvias,
disminuyéndose las fuentes hídricas,
dínamo por donde fluye la energía que sustenta la vida de la compleja y variada
red de minerales, compuestos orgánicos, vegetales, animales y humanos de la biosfera
terrestre.
Y ¿quiénes pagan con su vida? Los raros y únicos ejemplares que la Casa
Natural está perdiendo. Mencionamos el reciente ecocidio que padeció el mayor
humedal del mundo, El Pantanal.
Es cierto que, al parecer, a los animales no los alcanza la pandemia del
Covid-19, pero otra es la pandemia mortal que los está consumiendo.
La indiferencia, abandono y equivocada explotación de los recursos
naturales, por parte del hombre, hacia la defensa y conservación de la
milagrosa Creación que su Hacedor le donó con amor para su inteligente
administración.
LA ERA DEL ANTROPOCENO
A tanto ha llegado el exterminio
del universo terrenal que científicos del mundo coinciden en afirmar que “estamos
atravesando una nueva era ecológica, parecida
a la catástrofe ambiental que
extinguió los enormes dinosaurios en la Tierra y que se califica como la época
del Antropoceno –impacto negativo global producido por las actividades humanas
sobre los ecosistemas terrestres-.
Según el reciente informe denominado Planeta Vivo 2020 de WWF que, desde 1998 y cada dos
años, emite un diagnóstico sobre la biodiversidad. Los resultados no son
halagüeños para la humanidad. La tierra
gime y se asfixia entre estertores mortales.
Su primer consolidado salió a la luz en los años noventa. El Fondo
Mundial para la Conservación del planeta y su biodiversidad, WWF, hizo una
alianza con la Sociedad Zoológica de Londres.
El reporte
de 2020 registra la mayor pérdida de biodiversidad de toda la historia humana.
Es dramático. “Hemos perdido
cerca del 70 por ciento de la fauna silvestre”.
Desde 1970 se inició el análisis, seguimiento y cálculo de las
condiciones climáticas, ambientales, faunísticas y vegetales mediante el Índice
Planeta Vivo, IPV, haciendo un seguimiento a las casi 21.000 poblaciones de
mamíferos, aves, peces y anfibios de la tierra.
En contraste con la gran pérdida
negativa de la fauna, estudio afirma que se han hallado 400 especies nuevas y
4870 nuevas poblaciones. Pero de seguir como vamos, con los efectos nocivos del
imparable calentamiento global también se acusa un acelerado y triste final
para la supervivencia del planeta del sistema solar que registra vida.
Especialistas ecólogos advierten que la conciencia ambiental global está
siendo sacudida por plagas de langostas,
incendios devastadores, gases invernadero, desastres extremos, deforestación
irrecuperable y comercio de vida silvestre transmisora de pandemias víricas
como la actual y el hombre, promotor central de la hecatombe ambiental.
Los científicos en prácticas
sostenibles consideran que la suma de pequeñas acciones contribuye a detener la
brecha de la extinción. Por ejemplo, racionalización en el consumo de energía.
En la alimentación del consumo de productos locales.
Mantener y limpiar las zonas
boscosas de los deshechos ambientales y detener la tala de árboles. Así los
incendios no encontrarán espacio para hacer de las suyas. Igualmente vigilar
que manos criminales o acciones malintencionadas hagan arder la vida.
¿QUÉ HACER?
Revelación que nos invita a los habitantes de la Casa Natural, académicos, científicos del
mundo, líderes mundiales, sin excepción y, con la mayor celeridad, a adelantar
todos los esfuerzos necesarios para que las catástrofes ambientales no nos
arrebaten los reinos pilares de la vida en el orbe, en este inmenso universo, e invertir, sin mezquindad, para preservar el
único Hogar común a todos.
El 28 de septiembre de este año Naciones Unidas se reunió con los líderes
mundiales para determinar los puntos con el fin de revertir el colapso
ambiental a sobrevenir, entre los que se tienen sostenibilidad y reducción de sus causas. El cuidado de la agricultura
–transformación de nuestro sistema alimentario actual-, conservando los
beneficios de la naturaleza. Reducción de la contaminación del aire.
Inversiones en salud –detener y revertir la mejor protección que exista para la
salud humana-. Derechos del mar…
EL PANTANAL, RESERVA DE LA BIOSFERA, PRESA DEL FUEGO
El Pantanal -24.000 kilómetros de
extensión y en un 95 por ciento es de propiedad privada, donde el pastoreo y el
ganado son su principal actividad- es considerado Reserva de la Biosfera por la
Unesco, el mayor humedal tropical del planeta.
La reserva comprende el estado
brasileño de Mato Grosso y una menor extensión por el de Mato Grosso y áreas
vecinas de Bolivia y Paraguay. Se esfuma y con él la vida en su interior. Allí
cientos de especies no pudiendo huir del abrasador siniestro, entre osos
hormigueros, erizos, jaguares, caimanes, anfibios, aves, insectos, murieron carbonizados. El Parque estatal
Encontro Das Aguas y la Hacienda Sao Francisco, al extremo norte del Pantanal,
quedaron hechos cenizas.
En la Hacienda Sao Francisco, donde
reinan altivas palmeras, habitación de miles de guacamayas azules, las aves debieron
emigrar con rumbo desconocido y algunos de sus pichones permanecieron vivos en
sus nidos, sin su fuente de alimentación.
Desde junio de este año, los
incendios le declararon la guerra a este renombrado paraíso natural y a sus miles
de habitantes de la reserva. En septiembre de 2007 y en el mismo mes de 2020, los focos de calor marcaron un
incremento. En 2007, 5498. Ahora, 5603 –datos del Instituto Nacional de
Investigaciones Espaciales, INPE-.
Hoy, como nunca, la planicie húmeda
el Pantanal presentó 15756 focos de calor. En el 2005, 12535 focos. Los
incendios aumentaron en 230 por ciento en relación con 2019, de acuerdo a datos
del Laboratorio de Aplicaciones Satélites Ambientales (LASA).
A raíz de la mayor estación de sequía
que viene padeciendo el bioma, y la disminución de precipitaciones, el humedal quedó a expensas de las tempestades
ígneas, con las cuales debieron luchar por varios meses cientos de bomberos, rogando al cielo que lloviera para poder contener el macro desastre.
El río Paraguay bajó su nivel de
agua, lo que agravó aún más la situación. La propagación de incendios es
propiciada por las ‘quemas’ incontroladas en el Pantanal y en la Amazonía.
El gobierno del presidente de
Brasil, Jair Bolsonaro, decretó su prohibición en junio de 2020. La Policía
Federal (PF) de Brasil confirmó a medios de comunicación que “los incendios que se iniciaron en junio y
julio sólo pudieron haber sido ocasionados por humanos”.
Los granjeros del lugar, para
limpiar el terreno de cultivos y pastizales, crean incendios planificados,
donde surgen los focos que propagan las imbatibles conflagraciones, según
versiones periodísticas.-
Los dueños de construcciones
turísticas y residenciales cuentan con una brigada privada para evitar que el
fuego consuma las propiedades. Cuando se presentan holocaustos incendiarios en
un área tan extensa, donde se intercambian eventos climáticos, físicos y
bióticos, el bioma el Pantanal es el hogar natural del mayor número de jaguares
y, de al menos, cien millones de caimanes del mundo.
Posee 159 especies de mamíferos, 659
de aves, 325 de peces: además de 98 reptiles, 53 de anfibios y alrededor de
3500 familias de plantas.
El ministerio brasileño de Defensa,
en un comunicado oficial a los medios, informó que cerca de 400 hombres de las
fuerzas armadas, se dispusieron para confinar los focos incendiarios. Se levantó
un Centro de Coordinación de las Operaciones en el Aeródromo de Sesc Pantanal,
en Poconé, a cien kilómetros de Quiabac, capital de Mato Grosso.
La mega diversidad quedó en
cenizas. La deplorable realidad se evidencia cuando se observa al transitar los
ciento cincuenta kilómetros de la carretera transpantanera entre Poconé y Porto
Jofre.
RESPETO DE LA INTEGRIDAD DE LA CREACIÓN
En las actuales condiciones en que
múltiples voces ambientalistas del mundo se unen para reparar nuestro
envejecido planeta, es apocalíptico reconocer que este es el tiempo de la era
del Antropoceno, en contraposición a lo inspirado por el Espíritu Santo en las
Sagradas Escrituras, donde se afirma que el
hombre es corona de la Creación.
“Creó, pues, Dios al hombre a imagen Suya: a imagen de Dios lo creó los
creó varón y hembra. Y echóles su bendición, y dijo: Creced y multiplicaos, y
henchid la tierra, y enseñoreaos de ella, y dominad a los peces del mar, y a
las aves del cielo, y a todos los animales que se mueven sobre la tierra. Y
añadió Dios: Ved que os he dado todas las hierbas, las cuales producen
simientes sobre la tierra, y todos los árboles, los cuales tienen en sí mismos
simiente de su especie, para que os sirvan de alimento a vosotros, y a todos
los animales de la tierra, y a todos cuantos animales vivientes se mueven sobre
la tierra a fin de que tengan que comer. Y así se hizo”. (Cf. Gn , 1 al 31).
“Yo contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que
tú creaste, y exclamó: ¿Qué es el hombre para que tú te acuerdes de él? ¿O qué
es el hijo del hombre para que vengas a vistarle? Hicístele un poco inferior a los ángeles, coronástele de gloria y de honor, y le has
dado el mando sobre las obras de tus manos”… (Sal. 8: 4-7)
Por su parte el Catecismo de la Iglesia Católica en el Artículo 7: El Séptimo Mandamiento, capítulo primero El Destino Universal y la Propiedad Privada de los bienes en su numeral 2415 El respeto de la Integridad de la Creación, dice: “El séptimo mandamiento exige el respeto de la integridad de la creación. Los animales, como las plantas y los seres inanimados, están naturalmente destinados al bien común de la humanidad pasada, presente y futura (Cf. Gn, 28-31). El uso de los recursos minerales, vegetales y animales del universo no puede ser separado del respeto a las exigencias morales. El dominio concedido por el Creador al hombre sobre los seres inanimados y los seres vivos no es absoluto; está regulado por el cuidado de la calidad de la vida del prójimo incluyendo la de las generaciones venideras; exige un respeto religioso de la integridad de la creación”. (Cf. CA 37-38).
El numeral 2516 afirma: “Los animales son criaturas de Dios, que los rodea de su solicitud providencial (Cf. Mt 6,16). Por su simple existencia, lo bendicen y le dan gloria (Cf Dn 3 57-58). También los hombres le deben aprecio. Recuérdese con qué delicadeza trataban a los animales San Francisco de Asís o San Felipe Neri”. (Por Editores Llamas)