martes, 30 de enero de 2024

 


EN COLOMBIA, LOS AGRESIVOS INCENDIOS ARRASAN SUS RECURSOS NATURALES Y AUMENTAN LOS DESASTRES. A  BOMBEROS SE LES RECORTA SU PRESUPUESTO…

 

¡TODOS EN MANOS DE LA IMPREVISIÓN!

 


Todo ser viviente por su naturaleza atraviesa en cualquier etapa de su vida por el dolor.

El hombre padece dolores en el alma, en el espíritu y en la carne. Mientras escribo esta nota reflexiva e informativa transito por un inmenso vacío y sufrimiento que me carcome el alma. Pese a que he asistido al último adiós de ritos funerales de amigos, conocidos, en donde la tristeza nos invade. No obstante, el dolor no te retuerce tanto el alma como cuando se trata de un ser muy cercano a ti. Un padre, un hijo, un esposo…

Menos mal y lo digo con certeza mi fe me hace reconocer con esperanza que Dios ha organizado todo en este universo con una indiscutible sabiduría y en momentos de tribulación, de aflicción sabemos que tomarnos de su Mano, traerá a nuestro roto corazón el bálsamo que aliviará nuestras profundas heridas.

Él no nos da cargas que no seamos capaces de llevar. Nos hace reconocer que la muerte no existe. La vida es eterna para quiénes caminamos con Nuestro Señor. Nuestra alma y espíritu son inmortales, no así nuestro empaque material cuya vida es temporal.

¡Esa es nuestra esperanza! ¡El reencuentro con nuestros seres que amamos y nos amaron en el Reino Celestial está asegurado, cuando termine nuestro tiempo aquí en este transitorio plano material! Ya ellos gozan de la presencia del Padre Eterno.

Aprovecho para traer a colación lo que nuestro más actual y joven Santo, beato Carlo Acutis, antes que la grave leucemia cortara sin compasión su breve existencia. Murió a los quince años de edad. Él decía a su madre Antonia, como si poseyera un misterioso conocimiento, estando en agonía en el hospital, viéndola afligida por su fatal enfermedad, que la muerte no existe, que lo que hay en el más allá es la auténtica vida, nuestro verdadero hogar, adónde los hijos de Dios retornamos.

CON LOS AÑOS SE HIZO UNO CON UNO




Ese, el dolor de un ser amado que con los años se hizo uno con uno. Es como desprender pedazos de piel a quién lo sobrevive. ¡Es indescriptible! Entre tanto, su imborrable recuerdo, su manifiesta esencia quedaran talladas en nuestra alma, en nuestro corazón… ¡Y eso también los hace inmortales!

Sin volverme repetitiva, este sufrimiento no tiene parangón. Empero, los dolores que nos tocan a lo largo de nuestras vidas son tan de diversos matices, porque unos y otros se viven con mayor o menor intensidad. Con mayor o menor aflicción. Algunos te arrancan el corazón y en su preámbulo lo que antes veías con amplio colorido, queda reducido a un telón negro con todas sus gamas de grises fuertes y pálidos.

Aunque algunos dolores se instalan en tu ser de por vida, otros sanan con el paso de los años.

Alberto, mi esposo, amaba la vida y respetaba la Creación. Solía realizar su trote acostumbrado de madrugada y le encantaba escuchar el despertar de la naturaleza con el hermoso canto de las multicolores aves que agradecidas alababan a Dios por haberlas creado. Y es que el hombre, Su creación más amada, no podrá ni con toda la tecnología a su alcance, diseñar ni lo más sencillo ni lo más complejo de la naturaleza.

No podía ver que un animal padeciera. Recuerdo un día cuando vimos una paloma tirada en el pavimento, porque se había golpeado contra un vehículo y había perdido una buena cantidad de plumas de su ala derecha. Conmovido, Alberto, la recogió y la llevamos a nuestro apartamento. Por espacio de veinte días la curamos, la alimentamos y un buen día, cuando se sintió más fuerte, al ver una bandada de otras palomas, se fue con ellas, perdiéndose para siempre en el infinito azul.

FRAILEJONES: MEDIO O UN SIGLO PARA CRECER



Foto Natalia Ramos Radio Nacional Santander

Incansablemente mi esposo y yo adelantamos campañas en la revista LLAMAS advirtiendo a autoridades ambientales, gobierno y ciudadanos de las carencias que, en dotación y equipos –herramienta manual-, adolecen nuestros profesionales del fuego. El“arsenal”  para combatir con éxito los furiosos incendios forestales.

Pero, a veces, con relativo éxito, porque algunas de estas terribles conflagraciones para los equipos de respuesta, se forman en terrenos que resultan impenetrables. Otras, han tomado tan monumental fuerza que aún los más hábiles gladiadores en la extinción resultan derrotados, sin remedio.

De hecho, los páramos colombianos siempre han llevado la peor parte. Muchos, en épocas del Fenómeno del Niño, tristemente han desaparecido. Otros, por manos criminales los han arruinado. Y los frailejones que tardan cerca de cien años para desarrollarse, -crecen 1 cm al año- han sido calcinados por el fuego.

Los páramos de Berlín y Santurban, Santander, ecosistemas de alta montaña sufrieron incalculables e irrecuperables pérdidas en vegetación y especies nativas. Cientos de frailejones y pinos diezmados por los ígneos incendios. Se estima que entre 200 a 400 hectáreas fueron calcinadas.

En lo corrido de este año se han detectado 31 incendios forestales activos en Colombia: en los páramos de Berlín, Santurbán, Santander. En el Huila. En los Cerros Orientales, Cerro del Cable en Bogotá. En Bolívar. Cesar, Valledupar. Cundinamarca –Nemocón, Nimaima, Quebradanegra, Sibaté, Gachancipá, Fómeque y Soacha, Sopo. Boyacá.- Antioquia –Santa Bárbara, Carolina del Príncipe-. La Guajira y Norte de Santander.

¿POR QUÉ REDUCIR SU PRESUPUESTO SI LOS RIESGOS AUMENTAN Y SON MÁS COSTOSOS?


En las redes sociales hay quienes se preguntan el porqué, cuando el incendio ha barrido con amplias hectáreas de páramo o cerros se habla de realizar un monitoreo sobre esas tierras carbonizadas para planear cómo restaurarlas, cuándo su monitoreo, vigilancia, cuidado y alerta temprana con sistemas de alarmas comunicados con bomberos, policía…, podrían haberse realizado antes de sobrevenir las emergencias por fuego y así prevenir y controlar los embates destructivos cuando nos visita el Niño.

Otras inquietudes que surgen es el valorar responsable y seriamente la tarea de los bomberos, quienes defienden la vida, patrimonio social y valiosos ecosistemas naturales de los sorpresivos, calculados o descuidados desastres por incendio u otros factores de origen químico o ambiental.

Según estas voces, los colombianos debemos unirnos para hacer que el presupuesto bomberil no sea reducido, haciendo más  difícil o imposible el ejercicio de estos organismos de socorro. En el año 2023 su presupuesto fue de 91.178 millones de pesos. Para el 2024 se redujo en un veinticinco por ciento, siendo de 68.376 millones de pesos. ¿Por qué reducir sus recursos si los riesgos van cada vez más en aumento y son más costosos? 


Foto Nicolás Bstamante WWWF

Para los expertos ambientales es imprescindible conocer la dinámica del fuego, para así responder a tiempo cuando este aparezca. Es una responsabilidad de las personas que viven cerca de las superficies forestales, pero sobre todo, una responsabilidad de los gobiernos mundiales y evitar entrar a un PIROCENO más peligroso.

Hay quienes opinan que mientras los países discuten temas como el posible colapso de la economía mundial. La salud y cómo manejar sus recursos para que se canalicen en una más óptima atención a pacientes y enfermedades desconocidas, cada vez más en aumento. El desempleo que, por la desaceleración y la hiperinflación de la economía, tiende a incrementarse, estos asuntos pasan a un segundo plano, cuando descuidamos y exterminamos el pilar que sostiene toda actividad humana, nuestros paraísos terrenales.

Bomberos en el ejercicio de su voluntariado, como hombres del Ejército, y Defensa Civil extenuados, con la ayuda de  herramientas, equipos y helicópteros black howk, de la división antinarcóticos de la Policía,  donados por la embajada de los Estados Unidos, ejecutan sus maniobras de extinción en los Cerros Orientales y el Cerro El Cable donde el fuego es dueño y señor.

HÉRCULES SÓLO ACTÚA EN EL CINE




Hércules, el héroe mitológico sólo actúa en el celuloide, porque a nuestro Hércules C-130 de la Fuerza Aérea colombiana no se le renovó el contrato para seguir actuando. Hace un año está confinado y sin mantenimiento. La gran  ave metálica que podría alzar el vuelo y derrotar los incendios hoy está en desuso.

Voces de expertos hablan del porqué no hemos adquirido una cuadrilla de aviones para salvar miles de hectáreas, cuando Chile si la tiene.

Y, para redondear la idea, otros se preguntan: no se sabe quién es más culpable, si el que deliberadamente riega el combustible y con un fósforo genera el incendio o, el que pudiendo anticipar la llegada del Niño no autoriza los recursos que posibilitarán dar “alas” para su prevención y extinción.

 


Foto Alcaldía Mayor de Bogotá

El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, precisó a los medios sobre el más grave incendio forestal hasta el momento. “Cerro El Cable: esta es la situación más compleja actualmente. 120 personas trabajan durante la noche y se controló el crecimiento en el costado sur. Con tres máquinas se está atendiendo la situación: 1 en el barrio Pardo Rubio y otras dos en el costado sur. Más de 360 personas trabajaron durante todo el día para controlar el fuego y continuar con el apoyo de tres helicópteros y un avión”.

Y, aunque, la vocación de los organismos de socorro es el dar el todo por el todo para defender estos amenazados espacios ambientales, la inclemencia del tiempo, el calor, revienta termómetros y los fuertes vientos no les dan tregua, sin querer deben abandonar su riesgosa tarea y el fuego una vez más gana la batalla. Entonces, angustiados solicitan ayuda internacional porque su logística es limitada y eso lo sabe el enemigo devastador.

Entre tanto, las aves y otros animales nativos que escapan de la emergencia, viven su propio dolor, porque no tienen derecho a disfrutar en paz en su entorno natural. Entonces, huyen desesperadas, buscando al buen Samaritano que les dé una gota de agua y los salvaguarde mientras pasa el peligro. La Secretaría de Ambiente instaló un puesto Móvil para rescatarlos.

El panorama, a veces, se presenta desolador. No sólo asistimos a la pérdida en el mundo visible de nuestros seres amados, también presenciamos horrorizados, ya sea por causas naturales o intencionales la pérdida de nuestro mundo natural, irrecuperable por décadas o siglos. Estamos perdiendo lo que le da equilibrio  a nuestra vida, llevando al hombre a su próxima extinción.

Si aceptamos este exterminio ya no podremos hablar de cuál es el planeta que vamos a dejarle a las futuras generaciones, sino, ¿cuál es la generación que va a subsistir después de esta depredación? (textos Claudia Marín)


 

 

 

 

 

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