‘ME QUITO EL SOMBRERO’ POR LOS PROHOMBRES COLOMBIANOS QUE HAN CONTRIBUIDO A LA PAZ Y A LA PATRIA
Hoy, traigo a mi memoria aquel ademán que distinguía a los hombres de épocas pretéritas, unos verdaderos caballeros, especie extinta, quiénes se quitaban el sombrero para dar paso a las damas de toda edad, a ancianos y personas con discapacidad. Ellos, hacían un alto en su camino y “chapó” -voz francesa-, se quitaban el sombrero en señal de respeto por los transeúntes que, ese día, tenían la buena suerte de toparse con estos educados personajes.
He decido ‘quitarme el sombrero´ por los colombianos que donaron sus vidas retratando en ellas al Maestro de maestros, Jesús, como aquel singular personaje que denominaban “el Ministro de Hacienda de los pobres”. Sus obras como su existencia es prolífica y, seguramente, tendríamos que destacar su camándula que, por años, lo acompañó y las miles de oraciones que al Cielo con ella elevó, para la ejecución de sus nobles tareas en favor del prójimo.
Me refiero al sacerdote eudista, nacido en Cúcuta, Norte de Santander, a comienzos del siglo XX, Rafeal García Herreros Unda, el siervo de Dios, fundador de la obra social y evangelizadora El Minuto de Dios. Construyó paz derribando tugurios, brindando miles de soluciones de vivienda en distintas zonas de Colombia y el barrio El Minuto de Dios, reconocido por el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, como el barrio modelo, para la erradicación de la pobreza.
Impulsó la educación, creando colegios y la Corporación universitaria Minuto de Dios, además de los programas sociales en pro de las familias de escasos recursos del país. Por este enorme legado fue postulado en 1991 al Premio Nobel de la Paz, pero con estas humildes palabras sentenció: “Lo único a que ambiciono es un modesto premio a los ojos de Dios”.
En 1983 en los desastres naturales colaboró con la reconstrucción de Popayán, a causa de un terremoto de gran magnitud. En 1985 actuó, como se conoce en la actividad de las emergencias, como primer respondiente en ayudas, por la tragedia del Volcán del Ruiz, favoreciendo a Lerida, Guayabal y Chinchiná.
También, brindó solución humanitaria y social por los deslizamientos en Villa Tina, Medellín, y construyó el barrio Héctor Abad Gómez, en esa ciudad. Además colaboró ante las emergencias del río Sinú.
Mencionar las magnanimas obras del Padre García Herreros nos llevaría páginas enteras.
Asimismo, “me quito el sombrero” ante la primera mujer que ha sido elevada a los altares. Nacida en Jericó, antioquia, Santa Laura Montoya que, en medio de circunstancias hostiles e imposibles, condujo a la fe a cientos de indígenas de la región.
‘Me quito el sombrero’ por el gran legado de artífices del desarrollo y fomento de nuestra cultura colombiana: el politólogo y escritor, Gilberto Alzate Avendaño. La directora del Museo de Arte Moderno, MAM, Gloria Zea. ¡Pro hombres de la paz! ¡Verdaderos patriotas!
Y me recreo con el pincel de Alejandro Obregón, el cincel o el martillo de Fernando Botero, la pluma de los escritores Jorge Isaacs, con su novela romántica “La María”, o del autor de La Casa de las Dos Palmas, Manuel Mejía Vallejo. “La Canción de la Vida Profunda”, del poeta Porfirio Barba Jacob, el “Canto a Popayán”, de Guillermo Valencia y la Vorágine, de José Eustasio Rivera, ¡entre otros más...!
También, con el tiple y las guitarras de Garzón y Collazos, del médico huilense Jorge Villamil y los tolimenses, Emeterio y Felipe, por mencionar algunos de la enorme galería de valores artísticos de Colombia y cuyas herramientas de trabajo fueron los medios para lograr sus piezas inmortales, verdaderos patrimonios culturales que sí pesan en la balanza de la paz.
No podemos dejar de mencionar nuestros magistrales himnos y oraciones patrias, como nuestro conmovedor Himno Nacional, escrito por el expresidente Rafael Núñez. El de nuestro glorioso Ejército Nacional, cuyo autor fue Rafael Maya. El de la Armada Nacional, del profesor Neftalí Martínez. El de La Fuerza Aérea, del coronel Álvaro González y el de la Policía, escrito por el Maestro Luis María Carvajal Prada.
Destacamos esta oración de nuestros soldados a la Patria:
Colombia patria mía:
te llevo con AMOR en mi corazón.
creo en tu destino
y espero verte siempre grande,
respetada y libre.
En ti amo todo lo que me es querido;
tus glorias, tu hermosura, mi hogar,
Las tumbas de mis mayores,
mis creencias, el fruto de mis esfuerzos
y la realización de mis sueños.
Ser soldado tuyo es la mayor de mis glorias.
Mi ambición más grande
es la de llevar con honor
el título de COLOMBIANO,
y llegado el caso,
¡Morir por defenderte!!!
VERDADERO PATRIMONIO CULTURAL LAS INSIGNES OBRAS SOCIALES...
¡Claro está! que jamás escogería las herramientas de trabajo de nuestros creativos colombianos para designarlas ‘patrimonio cultural’. ¡Noo! Menos aún sus ruanas, ponchos, sus gafas, sus pipas para fumar o ¡sus sombreros!!! No importando que estos últimos, alguna vez, hubieran servido para cubrir sus notables cabezas.
Porque, lo verdaderamente importante, y de valor como patrimonio cultural son las insignes y palpables obras sociales, humanitarias, literarias, científicas, artísticas de estos colombianos ¡y de otros muchos más...! que contribuyeron y contribuirán con la patria y su auténtica paz, al crecimiento de los hoy atropellados valores de nuestra sociedad.
Pero, eso sí, no ‘me quito el sombrero’ ante la desbandada de asaltos sorpresivos, de balas, e incendiarias y explosivas granadas, de drones, de moto bombas y carro bombas que la barbarie criminal siembra por el otrora pujante sur occidente colombiano, hiriendo a incautos civiles, a nuestra fuerza pública, ahuyentando a sus desarmados habitantes y atrapando como moscas en una telaraña, en las filas del mal, a engañados y atemorizados niños campesinos que cambiaron sus faenas rurales y sus sanos juegos, ¡culminando sus vidas como escudos vivientes!
Pequeños que mueren portando, no un cuaderno para estudiar ni un juguete, sino un instrumento de guerra, mientras las cobardes y monstruosas maquinarias de la criminalidad, se esconden tras de su maldad, burlando los combates y la defensa de nuestros ejércitos colombianos.
¿QUÉ LE ESPERA A NUESTRA JUVENTUD?
No ‘me quito el sombrero’ ante las discutidas y poco saludables reformas que, casi han hecho perder la calma a más de uno, porque no mediaron en una democracia participativa los sanos debates, consultas con la opinión pública de sus pros y contras, vulnerando así la voluntad popular, el constituyente primario, que escogió a los tristemente mal llamados ‘Padres de la Patria’, nuestros legisladores, haciendo la salvedad que no son todos.
Ante los aterrados ojos de los colombianos se observó como el descarado soborno, la deshonestidad, hechos estos ilegítimos, se presume, se configuraron en la actuación de algunos congresistas, y a pupitrazo limpio, en tiempo récord, se obtuvo la aprobación, sin mayores objeciones en la Cámara Baja, de la reforma pensional que, como una ‘camisa de fuerza’ obliga al segmento más joven de los colombianos a pasar sus ahorros de los Fondos Privados de Pensiones a Colpensiones.
Un futuro pensional muy oscuro e incierto para la juventud colombiana. Ahora bien, ¿ qué esperan los colombianos? Según versiones de expertos juristas, que la Corte Constitucional la tumbe por los vicios de forma y de fondo que contiene.
SERIAS OBSERVACIONES A LA REFORMA PENSIONAL
‘Nos quitamos el sombrero’ por las apreciaciones que subraya el congresista del Centro Democrático, Oscar Darío Pérez, sobre la actual reforma pensional. Estas son:
1. No hay claridad sobre la plata que se va a lograr por las forzosas cotizaciones en Colpensiones, monto que va a administrar un fondo independiente con la supervisión estatal.
2. Estas cotizaciones son ahorro de sus dueños o cotizantes para hacerse a una pensión en el futuro, en la espera que no estén incompletas o no estén, pues estos recursos están destinados al pilar solidario -adultos mayores sin pensión-. Es una reforma insostenible fiscalmente.
3. El programa llamado Colombia Mayor, creado en el gobierno de Alvaro Uribe, fue destinado para apoyar al adullto mayor sin pensión.
4. Si el objetivo de este gobierno es aumentar la cobertura de un millón a dos millones de ancianos y ofrecerles 225 mil pesos mensuales, se puede hacer pero con cargo al presupuesto nacional, porque para respaldar el programa pilar solidario no se requería de una reforma pensional.
5. Diecinueve millones de cotizantes jóvenes entre 30 y 35 años son los que están realizando sus juiciosos ahorros en los Fondos de Pensiones Privados, pero sus aspiraciones de pensionarse son inciertas por su manejo por parte del gobierno.
6. El titular del fondo de los recursos pensionales sería el Estado. El Banco de La República como su administrador respondería por el manejo financiero del fondo.
7. El gobierno, siendo el titular del fondo, podrá acceder a los recursos pensionales de este fondo.
8. Una buena reforma Laboral, flexible y en consonancia con las circunstancias que vive el país es la mejor reforma pensional.
9. Esta reforma laboral asfixia al sector empresarial e industrial porque genera más desempleo -se calcula en 740 mil empleos directos-, aumentando sus pagos y haciendo que la fuerza de trabajo se disminuya.
10. Es una reforma que motiva la lucha de clases. Enfrenta al trabajador y al empleador. Acrecienta los conflictos. Se acaba el contrato sindical. Es más costosa la nómina. Dificulta la creación de empleo. Es más difícil despedir al trabajador por justa causa y se resiente el empleo de los fines de semana y el empleo nocturno.
11. Aunque Colombia es un país con más horas de trabajo esto no es proporcional al incremento de la productividad, donde registramos la más baja producción del mundo.
12. Hay una ley del gobierno Uribe que va a reducir de 48 a 42 horas la jornada de trabajo.
En conclusión, en opinión de la mayoría de los colombianos, ‘nos quitamos el sombrero’, siempre y cuando a la empresa privada se le estímule para ser generadora de empleo, con menos cargas tributarias y laborales, y que los gobernantes enfoquen sus mejores esfuerzos en respaldar a nuestros jóvenes de hoy, en óptima formación profesional, impulsando en ellos la cultura del ahorro y el emprendimiento.
Que vean en Colombia el campo ideal para alcanzar sus sueños, previniendo así que, estos cerebros fugados, sean de gran utilidad en otras partes del mundo, y de esta manera no tengan que escapar de su país natal, ante el temor de enfrentar una dura vejez, en donde sean los futuros mendicantes. (textos Editores LLAMAS)