¡PETRO PRETENDE ASALTAR A LA CORTE CONSTITUCIONAL!
Abelardo De La Espriella
@ABDELAESPRIELLA
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Colombia enfrenta una de las mayores amenazas a su democracia: el plan sistemático de Gustavo Petro y sus aliados para controlar la Corte Constitucional, el último bastión de la institucionalidad que protege nuestra Carta Magna. Este tribunal, diseñado para ser el guardián de la Constitución, está siendo convertido en un coto de caza por un gobierno que busca un “tribunal de bolsillo” para consolidar su proyecto autoritario.
El bloque petrista en la Corte
La Corte Constitucional ya cuenta con un bloque mayoritario al servicio de los intereses de Petro.
Este grupo actúa como un coro de activistas disfrazados de magistrados, votando en sintonía con las órdenes del gobierno. Entre ellos destacan:
• Vladimir Fernández: al interior de la Corte lo conocen no por su trabajo como magistrado, sino como el lobista de Petro dentro de la Corte. Es el infiltrado que patina los intereses del gobierno en cada proceso clave.
• Miguel Polo: fue presentado en su elección como un supuesto “conservador” para engañar a quienes terminaron votando por él en el Senado. Su elección fue orquestada por Gustavo Petro, César Palomino —quien lo logró hacer ternar por un grupo minoritario en el Consejo de Estado— y Juan Fernando Cristo, el ministro del Interior que apretó tuercas, cargos y cupos a los senadores que estaban “dudosos”. Al final, lo eligieron y el gobierno celebró a rabiar esa elección; su lealtad al gobierno es evidente en cada fallo, con Vladimir Fernández respirándole en la espalda y vigilando de cerca para recordarle a quién debe su cargo.
• Héctor Carvajal: abogado de confianza de Gustavo Petro, su defensor y amigo, refuerza este bloque con su voto incondicional.
• Juan Carlos Cortés: apadrinado por Fernando Carrillo, pasó de ser liberal a autoproclamarse “progresista” de izquierda. Sus fallos han contribuido al desmantelamiento del Estado de Derecho, alineándose con el petrismo.
• Natalia Ángel: formada en el progresismo woke de Estados Unidos, completa esta mayoría numérica que cierra filas con los deseos del gobierno, respaldando en múltiples ocasiones al régimen de un presidente que se perfila como un dictador en ciernes.
Frente a este bloque, solo tres magistrados han resistido con valentía las pretensiones del gobierno: Jorge Enrique Ibáñez, Paola Meneses y José Fernando Reyes. En teoría, en este mapa de poder también estaría Lina María Escobar, quien hace poco llegó y, por su origen y antecedentes, seguramente será defensora de la democracia. Sus posiciones hablarán por ella.
Ellos han defendido la Constitución con firmeza, poniendo los principios por encima de las presiones políticas. Sin embargo, la salida del magistrado Reyes abre una puerta que Petro y sus aliados planean aprovechar para consolidar su control absoluto sobre la Corte.
La elección que definirá el futuro de la Corte
El próximo miércoles 3 de septiembre, el Congreso de la República elegirá al reemplazo de Reyes. Esta decisión no es menor: está en juego el equilibrio de poderes y la supervivencia del Estado de Derecho. Petro y sus operadores ya tienen un plan para garantizar que la Corte caiga en sus manos, e incluyeron en la terna a María Patricia Balanta, magistrada del Tribunal de Buga con un perfil gris, sin méritos destacados, pero con una característica clave para el gobierno: su ideología progresista y su disposición a ser una ficha manejable.
Balanta representa la candidata ideal para un gobierno que busca magistrados obedientes, capaces de fallar en línea con los intereses del Ejecutivo. Su falta de trayectoria relevante la convierte en una figura fácilmente manipulable, un peón perfecto para completar la toma de la Corte. Es ella la candidata de Petro y su coalición.
La maquinaria política detrás de Balanta
Para asegurar la elección de Balanta, el gobierno ha desplegado a unos de sus operadores políticos más cuestionados de la historia reciente: Armando Benedetti, el procurador Eljach (otro agradecido con Petro) y Alexander Vega.
Este último, conocido por su paso como registrador nacional, protagonizó el escándalo electoral de 2022, cuando de un día para otro el Pacto Histórico “ganó” más de 500 mil votos en medio de irregularidades que aún no han sido esclarecidas. Fue bajo su dirección que Petro, violando topes de campaña, pactando con cuestionables aliados y recurriendo a toda clase de maniobras, llegó a la presidencia.
Hoy Vega, como director del Partido de la U, juega un doble papel. Se presenta como “anti-petrista” en una estrategia burda para engañar a la coalición de oposición, mientras negocia en la sombra para vender a Balanta como la candidata de Dilian Francisca Toro. Así lo hizo en reuniones con los jefes de los partidos Cambio Radical, Liberal, Conservador, entre otros, durante la semana que acaba de terminar.
Esta maniobra tuvo que ser desmentida por la propia Dilian, quien, desde el exterior, tomó el teléfono y negó la jugada de Vega.
Sin embargo, Vega, junto a Armando Benedetti, continúa tejiendo una red de acuerdos oscuros para torcer la voluntad de los senadores, ofreciendo prebendas, contratos, cupos y favores políticos a cambio de votos.
Un llamado urgente a los senadores
Señores senadores, el futuro de la democracia colombiana está en sus manos. Los acuerdos que les ofrecen para apoyar a Balanta son espejismos, promesas vacías que no solo constituyen un delito, sino una traición al Estado de Derecho y a los principios que juraron defender. Cada voto a favor de la candidata de Petro es un paso hacia la consolidación de un régimen que busca controlar todas las instituciones del país.
Si entregan la Corte Constitucional, estarán entregando el control total del país a un gobierno que no dudará en volverse contra ustedes mismos. Petro y su proyecto ven en la oposición, en ustedes, a sus enemigos ideológicos y políticos. No se dejen engañar: los contratos, los puestos y las prebendas que les prometen no valen el precio de la democracia.
La hora de la firmeza
Colombia necesita senadores que defiendan la patria con valentía y principios. La elección del próximo magistrado no es solo un trámite administrativo; es una batalla por el alma de nuestra democracia. La Corte Constitucional debe seguir siendo el guardián de la Constitución, no un apéndice del Ejecutivo.
Senadores, demuestren que hay mayorías dispuestas a proteger el Estado de Derecho. No permitan que la Corte caiga en manos de un régimen que sueña con perpetuarse en el poder. La patria los observa, y la historia juzgará sus decisiones.
Es hora de estar firmes por la patria, de defender la democracia y de decir no al asalto de Petro. ¡La libertad de Colombia depende de ustedes!
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