INCENDIOS DE NAPA, SONOMA Y MENDOCINO EN CALIFORNIA…
¿ SERÍA QUE NI EL ARANCEL PARA LA MITIGACIÓN Y PREVENCIÓN DE INCENDIOS FORESTALES,
NI EL CERTIFICADO FIRESMART PUDIERON CONTRA LA FURIA DE LA NATURALEZA?
Cerca de 4.177 casas parcialmente quemadas, 601 inmuebles comerciales
afectados y 5.449 estructuras incineradas por el fuego entre chalets,
mansiones, industria vitivinícola, comercio, oficinas y viviendas de barrios
enteros como Coffey Park en la localidad
de Santa Rosa. Es el increíble saldo desolador que dejó el, hoy considerado,
mayor siniestro forestal más grave y costoso de la historia de los incendios en
Estados Unidos, el de Napa, Sonoma County, Mendocino y otros condados de
California.
La agencia estatal de seguros de este país estima que las pérdidas
cuantifican más de cien mil millones de dólares. Las preguntas que, en la
actualidad, inquietan en el mundo a
expertos en atención de emergencias, aseguradores y prevencionistas son: ¿Cuántas
de estas propiedades tenían certificación Firesmart
que las ubicara entre seguras, medianamente seguras o inseguras frente a un
riesgo de incendio de gran envergadura? ¿Y
si la calificación arrojada para la obtención de dicha certificación, por
ejemplo, situaba a algunas de estas estructuras en un nivel de riesgo bajo o
moderado y, aun así, el poder destructor de la mega-emergencia, desafiando los cálculos y esfuerzos de
autoridades en prevención, de los ciudadanos y propietarios o administradores
de las construcciones, quiénes preocupados por proteger debidamente sus
inmuebles, no obstante se hubieran encontrado, después de transcurrido el
desastre, con la desagradable sorpresa de no hallar más que escombros y cenizas?
Estos Interrogantes quizás concluyan sorprendentes resultados y,
posiblemente, darán la razón a quiénes suponen que algunas de estas estructuras,
como las denominan los expertos, se encontraban “endurecidas” ante un posible
desastre, como también les reflejarán cuántas no estaban reforzadas.
Al decir de los profesionales en prevención de incendios forestales y comportamiento
de las construcciones en caso de incendios como los ocurridos en California, la certificación Firesmart no es la fórmula infalible
para creer que tal o cuál construcción certificada pueda sobrevivir a sucesos catastróficos como los ocurridos, en
los últimos años, en ese Estado. Según los especialistas en estas materias, más
vale blindar los inmuebles que dejar de hacerlo, pues ha quedado demostrado que
quiénes así lo han hecho se encontraron
con que sus propiedades no fueron quemadas por el fuego.
Según las mismas autoridades, en el último mega incendio la destrucción
rompió los récords históricos de anteriores sucesos pues, al parecer, las
temperaturas se incrementaron más de lo normal y la naturaleza reservaba un comportamiento
inesperado y terrible para quiénes, aun previniéndolo, jamás pensaron que
tuviera tales alcances apocalípticos.
ARANCEL PARA LA MITIGACIÓN Y PREVENCIÓN
FOTO AFP |
El Departamento Forestal y de Protección contra Incendios de California
CAL FIRE ha informado a los distintos medios de comunicación norteamericanos
que, gracias a lo colectado por el impuesto, se ha extendido y educado mejor a
la población en la mitigación y prevención de los fuegos rurales. No obstante,
las autoridades de protección contra incendios consideran que todavía tienen un
gran reto para enfrentar en el futuro inmediato, evitar que las estructuras
continúen saliendo mal libradas de los “ataques” de los cada vez más frecuentes
y furiosos incendios forestales, ahora urbanos.
FESTÍN ÍGNEO INIMAGINABLE
GETTY IMAGES |
En los últimos años, el mundo, los ecologistas, y expertos ambientalistas,
además de organizaciones de emergencia , han asistido y enfrentado, unas veces
venciendo y otras no, luego de extenuantes días y hasta meses de enfrentar
temibles incendios, en los que después de extinguir las gigantes
conflagraciones, repentinamente, increíbles vientos se confabulaban con
pequeños conatos de fuego y humo de la biomasa, resucitando lo que los bomberos
forestales creían haber conjurado con esfuerzos sobrehumanos, pero que, sin
ninguna tregua, volvían a erigirse como temibles columnas ígneas.
Hasta ahí, el incontrolable panorama parece aceptable en la reacción de
la naturaleza frente a los cambios climáticos. Sin embargo, últimamente, los
elementos que contribuyen a trasladar el fuego de las reservas naturales -
viento y el anormal aumento de la temperatura- han contribuido a que el fuego
rural viaje hacia las zonas urbanas.
Entonces, como misiles teledirigidos por la castigada naturaleza de brasas,
ramas, tallos y cortezas resecas encendidas, caen con calculada precisión sobre
techos, tejados, terrazas y se alojan en las grietas o fisuras, mobiliario de
madera, material combustible, además de
chatarra metálica, entre otros objetos, dando origen al festín ígneo
inimaginable, como el ocurrido en Fort
McMurray -2016- originado en un pantano cercano a esta población, reconocida
por ser un centro de producción petrolera en Alberta, Canadá. Catástrofe que fue bautizada con acierto “La
Bestia”, contenida por los bomberos
forestales dos meses después.
Pero, hubo otro incidente que la sobrepasó, por la hecatombe que
produciría. 42 muertos, y más de una
treintena de empresarios vitivinícolas y
residentes vecinos lo perdieron todo. El incendio forestal y urbano de Napa y
Sonoma, se conocerá en la historia como “Vientos del Diablo”. Los habitantes de
California le claman a Dios para que no ocurra otra tragedia igual, o que la
supere. (Por: Jhon Paul Cortés –Analista Ambiental-)
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