jueves, 30 de julio de 2020

NI EN TIEMPOS DE PANDEMIA LOS INCENDIOS EN LA VEGETACIÓN DEJAN EN PAZ A BRASIL


¡URGENTE!

 ECOLOGISTA DAVID NAPSED LLAMA A DETENER LOS INCENDIOS SIN CONTROL EN NUESTRA SELVA AMAZÓNICA



¡AL RESCATE DE SUS TIERRAS 

PRODUCTIVAS, MÁS 

INVERSIONES Y  CONQUISTA DE

 MERCADOS!






Hoy por hoy en algunos extensos escenarios de este paraíso terrenal, la Tierra, que el Creador sembró para el bienestar humano, como fruto de Su inteligente administración de las riquezas planetarias que nos legó por herencia, ya no se respiran los perfumes sanadores de las selvas Amazónicas, ni nos arrullan los conciertos de sus multicolores criaturas, acuarela pictórica de la enamoradora fauna.
El pulmón del planeta ya no exhala su aroma saludable, sino que fenece asfixiado. Asfixia que, también, experimenta el hombre al inhalar los letales y febriles gases de efecto invernadero.

foto Victor Moriyama Greenpeace


Mientras la selva amazónica duerme albergando en sus entrañas las más exóticas y aún no descubiertas especies, sobre todo en lo que atañe a extraños seres, motivo de estudio de la entomología, los insectos, a toda hora trabaja para mantener el equilibrio ambiental del planeta. Sin embargo cuando ella purifica el ambiente, otros se dedican a arrancar de raíz y de su frágil epidermis cientos de árboles, increíbles laboratorios naturales que consumen enormes cantidades de carbono que, luego, almacenarán en sus inertes cuerpos, pletóricos de vida, para mantener libre la atmósfera del bosque tropical de emisiones de dióxido de carbono y, de no ser así, asfixiarían el ambiente.

La selva amazónica del país más extenso y poblado de Sudamérica, Brasil, vuelve a ser noticia, está vez no por ocupar los primeros lugares, rebasando al Reino Unido en aumento de contagios, ni por registrar la sexta posición en el mundo de muertes por el Covid-19, sino por otro dramático hecho que de nuevo amenaza con devorar extensas hectáreas de su multivariada riqueza forestal selvática, los indistintos focos de incendios presentes en la región.

En este mes de junio –período seco para este bosque tropical- sendos incendios de cobertura vegetal recorren sus llagados terrenos, los que por la deforestación, que unas veces disminuye y otras aumenta, es la causa para que esta zona del planeta no acuse los niveles de humedad de otros tiempos y si una notable sequía, lo que la convierte en el blanco de indomables fuegos de cobertura vegetal.

MÁS DE DOS MIL FOCOS ACTIVOS

De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales, Inpe, se detectaron 2.248 incendios en la selva amazónica, incrementándose los focos activos,  número por debajo de los registrados en ese mismo mes  de 2007 -3519-. Se cree que su origen es provocado por manos criminales.

10.129 KILÓMETROS CUADRADOS DEFORESTADOS

Otra de sus causas es la deforestación indiscriminada e imparable que, según datos generados por el Proyecto de Monitoreo de Deforestación en (ALB) Amazonía Legal Brasilera por satélite (PRODES) arrojó en el período de agosto de 2018  a julio de 2019 10.129 kilómetros cuadrados de la Amazonía Legal Brasilera (ALB), la cual comprende los Estados de Acre, Amazonas, Amapá, Maranhao, Mato Grosso, Para, Rondonia, Roralma y Tocantins, lo que vuelva a reflejar la más alta tasa consolidada de deforestación, ocurrida en noviembre de 2019 que es 3.76 por ciento en estos Estados brasileños.

Según los consolidados de las tasas de deforestación anuales (PRODES) históricamente los años de 1988, 1995, 2002, 2003, 2004, 2005, se han caracterizado por registrar altos índices de deforestación en la ALB y van desde 19.014, 21.050,  21.650, 25.696, 27.772 hasta 29095 kilómetros cuadrados.

Es claro que con la quema y tala de los bosques, para destinar esas tierras en  uso agrícola y ganadero, se sacrifican, en gran medida, los ecosistemas amazónicos, siendo laboratorios naturales para almacenar carbono del aire y del suelo y que, sin este sabio proceso, realizado por sus diversas especies arbóreas, se liberaría peligrosamente el dióxido de carbono CO2.

La mega diversidad selvática, única en el mundo, es eliminada de su cuna natural, porque la misma deforestación provoca también incontables incendios.

Otro resultado de las conflagraciones de la capa vegetal son las emisiones de gases de invernadero, con aumento inevitable de la temperatura del planeta, además de atraer grandes sequías.

La deforestación conduce, sin remedio alguno, a que la Amazonía pierda su señalada humedad, sembrando sequía. Terreno proclive a los incendios.

“SE NECESITAN MÁS ARBOLES…”

 Fundador Earth Innovation Institute


Daniel Nepsad, doctor en ecología forestal de la Universidad de Yale (EE.UU) y fundador del Earth Innovation Institute quien, por más de treinta años, es un estudioso de la región amazónica, al repasar sus reportajes en medios internacionales como bbc Mundo News, el científico advierte que la gran oportunidad de la Amazonía es buscar que la selva se regenere naturalmente en tierras que son magníficamente productivas, protegiéndolas de incendios fuera de control y hacer más cultivos de árboles como el cacao, el café, palma de acaí, aceite de palma y otros en tierras deforestadas.

“Cuando los amazónicos, incluidos los líderes gubernamentales, se convenzan de que una buena administración de la selva amazónica, atraerá inversiones y abrirá mercados, creó que será posible frenar las pérdidas y acelerar la recuperación.

Para el defensor ambiental de esta región el reto es manejar mejor la selva que ha sido talada para pastos y cultivos. “Se necesitan más árboles en las áreas despejadas para mantener el régimen de lluvias del Amazonas que depende de la cubierta arbórea”. (Editores Llamas.-)







jueves, 23 de julio de 2020

EN TIEMPOS DE PANDEMIA... CONOZCA PORQUÉ OCURRIÓ HACE CERCA DE MEDIO SIGLO EL INCENDIO DE AVIANCA


PRIMERA PARTE

CERCA DE MEDIO SIGLO CUMPLE INCENDIO DE AVIANCA...

Y ALGUNOS EDIFICIOS DE ALTURA EN PREVENCIÓN DE INCENDIOS... ¿EN CAÍDA LIBRE?



Hace cerca de medio siglo ocurrió uno de los peores incendios en América Latina, el inesperado incendio del edificio Avianca -23 de julio de 1973-, ubicado en la carrera séptima con calle 16-36, centro de Bogotá, Colombia.

Cuando los expertos en sus charlas de seguridad hablan de incendios estructurales, acaecidos en fechas posteriores al recordado episodio de Avianca, se remiten a este evento que estremeció al mundo de la seguridad. En su concepto consideran que uno de los errores más comunes es creer que con sólo instalar los equipos contra incendio normalizados o no, sin señalización u ocultos para que no riñan con la decoración del ambiente es suficiente para considerar que los inmuebles permanecerán seguros, en caso de una conflagración accidental o premeditada.

Los ingenieros anti-incendios conscientes observan que las normas, fruto de largos años de investigaciones, simulacros realizados en academias, laboratorios de organizaciones de incendios (Nfpa, Cfpa-E) y universidades de prestigio mundial, señalan la frecuencia exacta con la que se deben revisar y probar los delicados equipos, lo que hará la diferencia para que el fuego no consuma, en cuestión de segundos, la costosa estructura, su bien elaborado diseño, su mobiliario y lo más valioso: ¡la vida y supervivencia de sus ocupantes, residentes o personal flotante! 

Aparte de la notoria imprevisión presente en edificios de altura,  en países de América Latina, se suma nuestra naturaleza olímpica y cuando sólo el único interés que nos motiva es instalar equipos contra incendio por instalarlos, pasando por alto las normas que invitan a realizar su mantenimiento con meridiana periodicidad, verificando así su correcto funcionamiento, en aras de que la seguridad, siendo una inversión vital, no sucumba en las inestables redes de otros factores que nos identifican como nuestra excesiva confianza e indiferencia, exponiendo así al fuego cientos de vidas inocentes y cuantiosas inversiones.

Hace siete años entrevistamos al presidente de la Organización Iberoamericana de Protección Contra Incendios, Opci, el Ingeniero Jaime Moncada Pérez, quien contó a los editores de revista LLAMAS cuál fue su vivencia personal aquel histórico día del incendio del edificio Avianca.

A continuación un fragmento del diálogo con el Ingeniero Moncada Pérez, consignado en la revista LLAMAS:

EN AVIANCA UNA VÁLVULA DE REDUCCIÓN DE PRESIÓN MAL ARMADA IMPIDIÓ QUE LLEGARA EL AGUA AL PISO INCENDIADO

fotos Clásicas Incendio del Edificio de Avianca Instagram

El presidente de la Opci al hablarnos del muy recordado, en la mente de los colombianos, el incendio de Avianca, nos hizo retroceder a la escena que el presenció cuando fue uno de los testigos de lo que pasó ese día: "Al llegar al edificio de Avianca, me dice el comandante de esa época, Mayor Enrique Talero que cuando recibieron la llamada de auxilio no creía posible que hubiera un incendio allí. Solo cuando el vehículo de avanzada enviado llegó a la calle 45 con séptima vio el incendio y confirmaron el despacho de las máquinas pesadas.

"Cuando llegué al sitio estaban los bomberos tratando de inyectar agua al edificio por la conexión siamesa. El tanque de la azotea estaba en reparación y vacío. En el tiempo en que esto sucedió estuve parado en la esquina de la diecisiete con séptima - Parque Santander-, al lado de la edificación. 

"Los bomberos comenzaron a meterle agua al edificio para operar los gabinetes y no les subía el líquido. En esa operación no había comunicación por radio. Por señas, desde el piso trece, donde estaban los bomberos, decían que no llegaba el agua y pedían más presión. Estimo estaban con presiones mayores a 300 psi, pues empezaron a reventar mangueras. Trataron de subir mangueras y una bomba portátil, pero no había una reducción de 3"por 2 1/2". Como anécdota, el Mayor Talero se me arrimó equipado con auto contenido y acompañado por un bombero voluntario, equipado con una máscara de cartucho y me dijo que iba a subir a ver si era posible abrir, romper o volar una parte del tanque, para que la inundación apagara el incendio. Le comenté que el tanque estaba vacío y que no debía abandonar a su gente. Me contó que él ya no era el comandante, pues había llegado un oficial de la policía de mayor rango y había asumido el mando. Escuché después que llegó un general y asumió el mando y que también había llegado al sitio el Ministro de Guerra.

"El carro escalera no era efectivo. El edificio se quemó sin remedio. Era un edificio relativamente bien construido con escaleras cerradas, pocas conducciones verticales abiertas y creo que nunca estuvieron más de tres o cuatro pisos, ardiendo simultáneamente. Una fuente de propagación fue el espacio sin sellar entre la losa del piso y el muro cortina (fachada colgante). Se hubiera salvado con rociadores automáticos. Los gabinetes de mangueras hoy no se usan en estos edificios. No sirven y, por ejemplo, la norma Nfpa 101 Life Safety Code sólo los pide en dos tipos de edificios, cárceles y teatros con presentaciones en vivo.

"La experiencia que saqué de aquel inesperado episodio es que el sistema contra incendio de Avianca había sido bien diseñado. Sólo tenía mangueras que eran, son y seguirán siendo bajo la norma NSR 10 el principal sistema activo de defensa contra el fuego. Además era un sistema mal instalado y nunca probado. En el piso diez una válvula de reducción de presión que debía dejar pasar el agua inyectada por los bomberos estaba colgada al revés y no permitía subir el fluido, dejaba bajar el agua del tanque, pero el tanque estaba dañado, se encontraba en reparación. ¡No había agua en el edificio!

"Los bomberos cumplieron con su deber. Obviamente, con las demoras de toda la vida, por cuanto aquí el bombero no llega como en Estados Unidos, a los cuatro minutos, después de presentarse la emergencia. Las estaciones no estaban bien dotadas. Ese edificio de unos cinco años de haber sido ocupado nunca había sido probado".

A la pregunta de los periodistas de LLAMAS de cuántos muertos dejó este hecho, el profesional de la Nfpa nos comentó: "Por lo que sé sólo dos muertos. Ese fue un incendio muy barato, porque poco después de ese suceso surgió el incendio de Joelma en Brasil, en el que murieron cerca de 192 personas por un evento muy similar, pero en un edificio con escaleras abiertas, sin rociadores y se quemó totalmente en dos horas; un incendio en el piso once que subió hasta el veintiocho. Lo triste es que cuarenta y dos personas se vieron obligadas a saltar del edificio, incluso después que el fuego se había extinguido.

"En cambio el incendio de Avianca fue sumamente suave. Durante el tiempo de la conflagración hubo comunicación por la escalera de incendios.

"Hay una anécdota de esa época: uno de los pilotos de los helicópteros que se hallaban sacando gente, es de las pocas veces que se puede hacer esto, porque es una falacia creer que debemos tener helipuertos para casos de emergencia. Eso no sirve para nada, porque el calor no les permite aterrizar y después que van cargados con gente ¡peor todavía! No pueden salir porque no hay sustentación, arriba del edificio está caliente. Lo peor es que si entra en una nube densa de humo el motor se apaga por falta de oxígeno.

"Allí lograron aterrizar, es cierto, pero eran aparatos que podían rescatar dos personas. Un comentario no confirmado es que un muchacho que había sido rescatado y llevado a la Plaza de Bolívar se devolvió, subió por la escalera para que lo volvieran a montar en helicóptero. El capitán le dice: ¡Usted otra vez! Capitán sí, pero como era la primera vez que yo montaba en helicóptero, volví a subirme a ver si me daban otro paseito.

"Ese edificio fue posible reconstruirlo después de cerca de 70000 horas de estudio de ingeniería; creo que por una firma de Chicago.

"Otro comentario es que los dos últimos pisos eran de estructura metálica y estuvieron en mucho riesgo de quemarse".  





   

   





jueves, 16 de julio de 2020

EN TIEMPOS DE COVID: LA TRAGEDIA DE TASAJERA RECUERDA LA DE TACOA


En Tasajera: como un "mini Tacoa" sumió en el llanto a cientos de familias…

IMPRUDENCIA Y  TENTACIÓN QUEMARON LA VIDA DE CUARENTA JÓVENES



En el corregimiento de Tasajera, en el municipio caribeño de Pueblo Viejo en Magdalena, Colombia,  ocurrió el doloroso siniestro.  Población ubicada en la isla de Salamanca, una delgada división entre la Ciénaga Grande de Santa Marta y el mar Caribe, hoy acusa un lamentable atraso y  pobreza, en donde la gente se ahoga en sus basuras, esparcidas por todas partes. No hay agua potable, ni sistema de alcantarillado.

En este lugar, en tiempos de pandemia, sucedió un hecho por el cual la alcaldía del Magdalena declaró un mes de luto en la región. El día seis de julio, cuando varios de sus pobladores, entre niños y jóvenes, al menos ochenta, apareciendo a pie y  en moto, cerca al  peaje de  la carretera que conduce a Santa Marta, fueron atraídos por el volcamiento de un camión cisterna que estrepitosamente se sale del camino llevando gasolina en su interior.

¿Qué hacían allí? Para muchos de ellos esta vía, en la que la concesionaria Ruta del Sol II es responsable de su operación, es el lugar donde obtienen el pan diario en ventas de alimentos y otros artículos. Sin embargo para otros, tristemente mal acostumbrados, significa la oportunidad para mediante acciones delictivas “pescar”  la mercancía transportada o hurtar los automotores accidentados, con la excusa inaceptable de estar pasando por una mala situación, en donde su trabajo como pescadores, vendedores y moto taxistas no está en su mejor momento.

Aun así, pese a las necesidades, por fortuna, algunos de estos jóvenes se niegan a participar de estos nada lucrativos ilícitos, pues reconocen que pueden terminar muertos a manos de las víctimas o de sus mismos compañeros y piensan que… “Más vale mi vida que ir a perderla en semejantes aventuras y  mi pobreza no es sinónimo de delincuencia”.  

Sin embargo, ese día seis de julio, la tentación peso más sobre la mayoría de estos muchachos y jóvenes inclinándose en su errada decisión de “ordeñar” el líquido prohibido que, irremediablemente, los atrapó en un infierno, en donde al menos a siete de ellos, ni sus restos encontraron. La mayoría pereció en el escenario dantesco calcinados o por quemaduras insalvables.

Así que ese funesto día un camión cisterna que transportaba gasolina, según versiones a la prensa de su conductor Manuel Cataño, se salió de la vía y dio dos botes, volcándose  al tratar de desviarse para no atropellar una babilla que pasaba por allí.

Él pudo salir ileso del vehículo, mientras el desorden se formaba y los infortunados amigos de lo ajeno que, en dichas circunstancias, nunca faltan, arrancaron la batería del automotor, lo que, al parecer, produjo la chispa que prendió el camión, versión que todavía es motivo de verificación.

Entre tanto, el tumulto descontrolado saqueaba con pimpinas la gasolina, haciendo oídos sordos a los llamados angustiosos de la policía que les advertía no saquearan el combustible y se retiraran del camión, porque era peligroso y podía incendiarse o explotar. Pero su reacción fue exaltarse e iban a agredir a las autoridades y como quién no quiere oír es como quién no quiere ver, pudo más la tentación de extraer el combustible, sin importar el riesgo que corrían  sus vidas.

¡JUGARON CON FUEGO Y SALIERON QUEMADOS!

Y así fue. No salieron bien librados de esta nueva jornada de asaltos. ¡Jugaron con fuego y salieron quemados! Al menos más de cuarenta son las víctimas mortales del trágico evento,  siendo abrazados por la peor de las muertes. ¡Morir quemados! Envueltos en un mar de fuego. Bañados en el líquido inflamable. Semidesnudos. Sus ropas fueron disueltas al instante, al igual que sus ojos, su cabello y su piel, con quemaduras de primer y segundo grado, afectando desde el sesenta, setenta y hasta el ochenta por ciento de sus cuerpos.

Hoy, los que sobreviven lloran el episodio. Entre ellos un joven de 24 años, Cristian Maldonado, moto taxista, padre de un hermoso niño que, en entrevista a los medios de comunicación, asegura estar arrepentido del mal cometido. Recuerda que introdujo sus manos para cometer el ilícito y vio, de un momento a otro, una llamarada. Sintió como el fuego lo sorprendió y le quemó no sólo las manos, sino el cuello y otras partes de su cuerpo. Marcadas heridas que le causan mucho dolor. Huellas indelebles de un forzoso aprendizaje que le cambió el camino, enseñándole que obrar mal siempre se paga  muy caro.

Desde esta tribuna virtual destacamos la oportuna labor de traslado de nueve pacientes sobrevivientes de la tragedia a la capital, por parte de la Fuerza Aérea Colombiana que, por su experiencia, adecuó un avión C-295 en avión ambulancia para cuidado crítico, disponiendo de monitores, signos vitales, ventiladores, desfibriladores, bombas de infusión, oxígenos e insumos y medicamentos, con la atención especializada de médicos, anestesiólogos, emergenciólogo, enfermeros, técnicos en atención pre hospitalaria e ingenieros biomédicos.

Igualmente valoramos la labor profesional del Hospital Simón Bolívar adónde llegaron los heridos de gravedad, reconocido por contar con la Unidad de Quemados más especializada de Latinoamérica.

ACTUACIÓN DE BOMBEROS DE CIÉNAGA, MAGDALENA

Según la Comandante del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Ciénaga Magdalena,  Lourdes Peña, en diálogo con un medio de comunicación aseguró: “Los bomberos trabajaron hasta altas horas de la noche en el lugar para reducir el incendio y remover los restos del camión”.

Doce bomberos atendieron la emergencia. “No nos informaron que había un accidente en el momento. No nos dijeron que hubo un volcamiento del vehículo, sino un incendio”.

“Los bomberos llegaron y efectivamente se encontró el vehículo en llamas. Iniciaron el control y reducción del fuego. Ellos estuvieron allí como hasta el mediodía. Luego llegaron unos ingenieros para atender esa fase del derrame de combustibles”.

La comandante Lourdes confirmó que se envió otro camión cisterna para hacer el trasbordo el material combustible, porque en el carro incinerado quedo el producto”.

¿QUÉ RIESGOS TÓXICOS TRAE LA CONTAMINACIÓN POR GASOLINA?

Según los expertos en la prevención de los hidrocarburos absorber, ingerir o quemarse con gasolina implica para la salud de quién está expuesto a un accidente con este combustible: conjuntivitis, irritación de la nariz y garganta, dermatitis seca, dolor de cabeza, vértigo, somnolencia y confusión mental, tos, disnea, bronquitis, pneumonitis, naúsea y vómitos, nerviosismo e irritabilidad, visión borrosa, ataxia y convulsiones. En el caso de un incendio con gasolina ocasiona provoca quemaduras de primer y segundo grado o la muerte por la gravedad de las mismas.