En Tasajera: como un "mini Tacoa" sumió en el llanto a cientos de familias…
IMPRUDENCIA Y TENTACIÓN QUEMARON
LA VIDA DE CUARENTA JÓVENES
En el corregimiento de Tasajera, en
el municipio caribeño de Pueblo Viejo en Magdalena, Colombia, ocurrió el doloroso siniestro. Población ubicada en la isla de Salamanca,
una delgada división entre la Ciénaga Grande de Santa Marta y el mar Caribe,
hoy acusa un lamentable atraso y pobreza,
en donde la gente se ahoga en sus basuras, esparcidas por todas partes. No hay
agua potable, ni sistema de alcantarillado.
En este lugar, en tiempos de
pandemia, sucedió un hecho por el cual la alcaldía del Magdalena declaró un mes
de luto en la región. El día seis de julio, cuando varios de sus pobladores,
entre niños y jóvenes, al menos ochenta,
apareciendo a pie y en moto, cerca al peaje de
la carretera que conduce a Santa Marta, fueron atraídos por el volcamiento de
un camión cisterna que estrepitosamente se sale del camino llevando gasolina en
su interior.
¿Qué hacían allí? Para muchos de
ellos esta vía, en la que la concesionaria Ruta del Sol II es responsable de su
operación, es el lugar donde obtienen el pan diario en ventas de alimentos y
otros artículos. Sin embargo para otros, tristemente mal acostumbrados,
significa la oportunidad para mediante acciones
delictivas “pescar” la mercancía
transportada o hurtar los automotores accidentados, con la excusa inaceptable
de estar pasando por una mala situación, en donde su trabajo como pescadores, vendedores
y moto taxistas no está en su mejor momento.
Aun así, pese a las necesidades,
por fortuna, algunos de estos jóvenes se niegan a participar de estos nada
lucrativos ilícitos, pues reconocen que pueden terminar muertos a manos de las
víctimas o de sus mismos compañeros y piensan que… “Más vale mi vida que ir a
perderla en semejantes aventuras y mi
pobreza no es sinónimo de delincuencia”.
Sin embargo, ese día seis de julio,
la tentación peso más sobre la mayoría de estos muchachos y jóvenes inclinándose
en su errada decisión de “ordeñar” el líquido prohibido que, irremediablemente,
los atrapó en un infierno, en donde al menos a siete de ellos, ni sus restos encontraron.
La mayoría pereció en el escenario dantesco calcinados o por quemaduras
insalvables.
Así que ese funesto día un camión
cisterna que transportaba gasolina, según versiones a la prensa de su conductor
Manuel Cataño, se salió de la vía y dio dos botes, volcándose al tratar de desviarse para no atropellar una
babilla que pasaba por allí.
Él pudo salir ileso del vehículo,
mientras el desorden se formaba y los infortunados amigos de lo ajeno que, en
dichas circunstancias, nunca faltan, arrancaron la batería del automotor, lo
que, al parecer, produjo la chispa que prendió el camión, versión que todavía
es motivo de verificación.
Entre tanto, el tumulto
descontrolado saqueaba con pimpinas la gasolina, haciendo oídos sordos a los
llamados angustiosos de la policía que les advertía no saquearan el combustible
y se retiraran del camión, porque era peligroso y podía incendiarse o explotar.
Pero su reacción fue exaltarse e iban a agredir a las autoridades y como quién
no quiere oír es como quién no quiere ver, pudo más la tentación de extraer el
combustible, sin importar el riesgo que corrían
sus vidas.
¡JUGARON CON FUEGO Y SALIERON QUEMADOS!
Y así fue. No salieron bien
librados de esta nueva jornada de asaltos. ¡Jugaron
con fuego y salieron quemados! Al menos más de cuarenta son las víctimas
mortales del trágico evento, siendo
abrazados por la peor de las muertes. ¡Morir quemados! Envueltos en un mar de
fuego. Bañados en el líquido inflamable. Semidesnudos. Sus ropas fueron
disueltas al instante, al igual que sus ojos, su cabello y su piel, con quemaduras de
primer y segundo grado, afectando desde el sesenta, setenta y hasta el ochenta
por ciento de sus cuerpos.
Hoy, los que sobreviven lloran el
episodio. Entre ellos un joven de 24 años, Cristian Maldonado, moto taxista,
padre de un hermoso niño que, en entrevista a los medios de comunicación,
asegura estar arrepentido del mal cometido. Recuerda que introdujo sus manos
para cometer el ilícito y vio, de un momento a otro, una llamarada. Sintió como
el fuego lo sorprendió y le quemó no sólo las manos, sino el cuello y otras
partes de su cuerpo. Marcadas heridas que le causan mucho dolor. Huellas
indelebles de un forzoso aprendizaje que le cambió el camino, enseñándole que
obrar mal siempre se paga muy caro.
Desde esta tribuna virtual
destacamos la oportuna labor de traslado de nueve pacientes sobrevivientes de
la tragedia a la capital, por parte de la Fuerza Aérea Colombiana que, por su
experiencia, adecuó un avión C-295 en avión ambulancia para cuidado crítico,
disponiendo de monitores, signos vitales, ventiladores, desfibriladores, bombas
de infusión, oxígenos e insumos y medicamentos, con la atención especializada
de médicos, anestesiólogos, emergenciólogo, enfermeros, técnicos en atención pre
hospitalaria e ingenieros biomédicos.
Igualmente valoramos la labor
profesional del Hospital Simón Bolívar adónde llegaron los heridos de gravedad,
reconocido por contar con la Unidad de Quemados más especializada de Latinoamérica.
ACTUACIÓN DE BOMBEROS DE CIÉNAGA, MAGDALENA
Según la Comandante del Cuerpo de
Bomberos Voluntarios de Ciénaga Magdalena,
Lourdes Peña, en diálogo con un medio de comunicación aseguró: “Los
bomberos trabajaron hasta altas horas de la noche en el lugar para reducir el
incendio y remover los restos del camión”.
Doce bomberos atendieron la
emergencia. “No nos informaron que había un accidente en el momento. No nos
dijeron que hubo un volcamiento del vehículo, sino un incendio”.
“Los bomberos llegaron y
efectivamente se encontró el vehículo en llamas. Iniciaron el control y
reducción del fuego. Ellos estuvieron allí como hasta el mediodía. Luego
llegaron unos ingenieros para atender esa fase del derrame de combustibles”.
La comandante Lourdes confirmó que
se envió otro camión cisterna para hacer el trasbordo el material combustible, porque
en el carro incinerado quedo el producto”.
¿QUÉ RIESGOS TÓXICOS TRAE LA CONTAMINACIÓN POR GASOLINA?
Según los expertos en la prevención
de los hidrocarburos absorber, ingerir o quemarse con gasolina implica para la
salud de quién está expuesto a un accidente con este combustible: conjuntivitis,
irritación de la nariz y garganta, dermatitis seca, dolor de cabeza, vértigo,
somnolencia y confusión mental, tos, disnea, bronquitis, pneumonitis, naúsea y
vómitos, nerviosismo e irritabilidad, visión borrosa, ataxia y convulsiones. En el caso
de un incendio con gasolina ocasiona provoca quemaduras de primer y segundo
grado o la muerte por la gravedad de las mismas.
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