miércoles, 26 de noviembre de 2025

¡COLOMBIANOS DE BIEN! EL PUEBLO DE DIOS TIENE LA ÚLTIMA PALABRA EN LA ELECCIÓN DE SU PRESIDENTE PARA EL CUATRENIO 2026-2030. UN LÍDER CAPAZ DE SALVAR NUESTRA DEMOCRACIA Y SEGURIDAD...

 

 

 

COLOMBIA, CON LA BENDICIÓN DE DIOS, POR FIN, SERÁ LA TIERRA PROMETIDA

 

 

 

Pero él, que sabía lo que estaban pensando, les dijo: “Todo país dividido en bandos enemigos, se destruye a sí mismo y todas sus casas se derrumban una sobre otra. Así también, si Satanás se divide contra sí mismo ¿ cómo mantendrá su poder?”. (Lucas 11: 17,18)


Ejército Nacional

 

 En estos momentos tan apremiantes por los que atraviesa nuestra joya latinoamericana, nuestra hermosa nación Colombia, a causa de facciones narco caóticas e ilegales que siembran la violencia, desmovilizan poblaciones enteras y su ley es contraria a las leyes Constitucionales de la República, además de tener secuestrado cerca de ochocientos municipios de los mil ciento  tres que hay en nuestro país y un desgobierno elegido por estos grupos anárquicos que, bajo sus órdenes, viene desmantelando a las Fuerzas de Seguridad, nuestras Fuerzas Armadas y Militares, sin municiones, indefensas para reducirlas y diezmarlas, surge el escándalo mayúsculo mundial que, ahora ocupa las primeras planas de los diarios impresos y digitales internacionales y nacionales, la silenciosa y peligrosa penetración, en las filas del Ejército, de Min-Defensa de las disidencias de grupos armados. Milicianización secundada, señalan las informaciones de prensa, tristemente, por un alto mando del Ejército Nacional, que, según investigaciones periodísticas, traicionó a sus hombres y entregó el mando de las operaciones a los enemigos de Colombia.

Oficial de alto rango que, un buen día, juró ante el  pabellón tricolor y la oración Patria ¡defenderla hasta con su propia vida! ¿Y qué ha hecho? Traicionar, sin dolor ni pena, la Patria, a sus subordinados y a su noble Institución Militar.

Patria que lo formó y a sus hermanos colombianos que veían en estos valerosos militares, los héroes, defensores del Orden, la Soberanía y la Libertad colombianas.

¡Qué dolor vive por estos días nuestra bella Colombia! Hombres desleales a la Patria, de las disidencias subversivas, sin ley y sin Dios, penetraron nuestras Fuerzas del Orden y de la Seguridad y el país indefenso clama porque el bien y la sensatez regresen y compatriotas impolutos, con espíritu de amor patriótico y sincero rescaten nuestras Instituciones de Seguridad, de Justicia, de las ramas Ejecutiva y Legislativa y para ello los connacionales, como soldados abnegados, han trabajado de sol a sol, recolectando las firmas que llevarán, como él mismo se califica, al Ciro, al David bíblicos hacia la Presidencia, al Tigre Abelardo De La Espriella, por el cual el país confirma a una sola voz estar ¡Firme por la Patria!

Estemos seguros y esperanzados que esta horrible noche cesará y nuestras reservas activas y veteranos de las Fuerzas Militares y de Policía serán las voces de sus colegas que no tienen voz y están cansados de ver cómo su sacrificio no ha recibido la indemnización ni la atención en salud justas, compensando así el enorme valor y sacrificio conque expusieron sus vidas ante los enemigos de la Patria, perdiendo sus extremidades, su visión, su movilidad, su normalidad a causa de las minas quiebrapatas, de las balas que aniquilan la vida, de las granadas, de las pipetas de gas y de los drones mortales...



Foto Revista LLAMAS

En el Plantón del 23 N, 2025, convocado en el Cantón Norte en Bogotá, especialmente, en homenaje a estos compatriotas heridos y sacrificados en cumplimiento de su riesgosa misión y, más que nada, por su amor a Colombia, publicaremos, en próximos artículos, las entrevistas que realizamos a estos héroes anónimos, donde la historia les concedió generoso y honroso espacio en nuestra tribuna patriótica de revista LLAMAS.

Voces que quieren, si el favor ciudadano las respalda, en las futuras elecciones de 2026, para remozar el Congreso, ser parte del recinto Sagrado de las Leyes, para así reivindicar a sus compañeros caídos y mutilados en aleves atentados, en defensa de la nación y su seguridad y reconquistar la imagen y el merecido sitio de honor de nuestro glorioso Ejército colombiano. Entonces, la indiferencia estatal y ciudadana para con nuestros soldados y policías, víctimas y con limitaciones de por vida, no sea peor y más dolorosa que las lesiones que han incapacitado su humanidad.

Pero, hay una mutilación insoportable, siniestra que ha herido los cimientos y el corazón de Colombia, traspasando nuestro estandarte tricolor, invadiendo nuestras Fuerzas del Orden y de la Paz. Sí, se trata de los verdugos de la Patria, los grupos ilegales que se han ‘tomado’ y ya hacen parte de las que, en otros tiempos, fueran consideradas las dignas y sólidas filas de nuestra SEGURIDAD,  las Fuerzas Armadas, minando la noble y altísima misión para la cual fueron constituidas hace más de dos siglos, en el cuidado de nuestra Soberanía y eliminación de los grupos subversivos nacionales y transnacionales que amenazan nuestra paz y libertad.




Foto Joaquín Sarmiento AFP





Pero, su lamentable incursión en nuestro suelo Patrio ha convertido a Colombia en el inmenso laboratorio de sus mayores y lucrativos negocios del mal: la minería irregular, la fabricación clandestina de armas, el incremento de cultivos de coca... Hoy por hoy, cubre el setenta por ciento de su demanda en el planeta.

Mientras tanto, el Ministerio de Defensa y las Fuerzas Militares, además de infiltradas, sin municiones, sin presupuesto suficiente para fortalecer su logística, en su lucha, sin cuartel, contra las facciones subversivas, porque este se quiere distraer en el control de grupos ‘criminales’, que sólo es competencia de la Policía Nacional, exponiéndose, en el futuro, a no contar con las previsiones necesarias para desempeñar sus delicadas y peligrosas labores de defensa con eficiencia. Y todo este negro panorama viene siendo auspiciado por el mandato dictatorial actual.

¿Qué esperamos los colombianos defraudados por lo que sucede al interior de nuestro sistema de defensa y seguridad nacional en manos de la guerrilla y que hemos construido país y familias decentes con nuestro trabajo digno y constante?

Pues, que se ponga, definitivamente, punto final a esta ignominia, a este debacle.

¿Cómo? Reconstruyendo, depurando y rescatando nuestras violadas instituciones, arrancándolas, de una vez por todas, de las tenebrosas manos de organizaciones al margen se la ley, cuyo único objetivo es imponer el caos y sus doctrinas neocomunistas, muy alejadas de Dios y financiadas a la sombra de la ilegalidad.

¿Quién puede sanar nuestra malherida Patria y devolvernos el Orden, la Libertad y la Dignidad? Sin duda, y es esta nuestra segura esperanza, hay Alguien que está por encima del actuar humano equivocado o no, sin el cual, y sin su poderosa voluntad, nada se mueve en este convulso mundo, aunque, pareciera que el mal triunfara sobre el bien. No es así. Él Padre de cielos y tierra respeta el libre albedrío, pero su Verdad siempre es victoriosa y lo deja muy claro en sus Divinas Escrituras cuando expresa: “No hagas el mal y el mal no te alcanzará”, (Eclesiástico 7: 1)     

Estemos ciertos Colombia, caminando con Dios, Él siempre nos indica el sendero correcto. Sin Él, los ciegos llevarán a otros ciegos a caer en el abismo. El Todopoderoso, de entre su pueblo, escoge Servidores leales a su amor y dirección.

Los colombianos, en estos tiempos de innegables tinieblas, nos encontramos cruzando el desierto, pero Dios y  el Sagrado Corazón de Jesús nos conducen y siendo fieles a Él, Colombia será, por fin, la Tierra Prometida, de dónde fluye el maná de la Justicia, de la Libertad y la Democracia. ¡El pueblo de Dios, iluminado por su Espíritu Santo, tiene la última palabra! (Textos revista LLAMAS)  

 

            

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