CORONAVIRUS
Más de 900
trabajadores de la salud han muerto por COVID-19 en Estados Unidos
(Agencia EFE)
EFE Washington11 ago. 2020
El recuento incluye médicos,
enfermeras y paramédicos, así como personal de apoyo crucial, como conserjes de
hospitales, administradores y trabajadores de hogares de adultos mayores.
EFE/Justin Lane/Archivo
Más de 900 trabajadores de atención médica esenciales en EE.UU. han
muerto por la COVID-19, según información hasta este martes de una base de
datos interactiva creada por el diario The Guardian y el servicio
estadounidense de noticias de salud Kaiser Health News (KHN).
Lost on the Frontline, que según sus creadores es el recuento más
completo de las muertes de trabajadores de salud en EE.UU., es resultado de una
asociación entre las dos redacciones que tiene como objetivo contar, verificar
y honrar a cada trabajador de salud de Estados Unidos que ha muerto durante la
pandemia.
De acuerdo a KHN, a medida que aumentan los casos de coronavirus, y
persiste la grave escasez de equipos de protección que salvan vidas, como
máscaras N95, delantales y guantes, los trabajadores de salud del país se
enfrentan de nuevo a condiciones potencialmente mortales, en especial en los
estados del sur y el oeste.
A través de análisis y comparación de registros y fuentes, informes de
colegas, redes sociales, obituarios en línea, sindicatos de trabajadores y
medios locales, los reporteros de Lost on the Frontline han identificado a 922
trabajadores de salud que murieron por COVID-19 y sus complicaciones.
Un equipo de más de 50 periodistas de The Guardian, KHN y de escuelas de
periodismo han pasado meses investigando muertes individuales para comprobar
que fueran a causa de la COVID-19 y de que los fallecidos efectivamente
estuvieran trabajando en primera línea de batalla, en contacto directo con
pacientes con la enfermedad o trabajando en lugares donde reciben tratamiento.
Los reporteros también han estado investigando las circunstancias de sus
muertes, incluido su acceso a equipo de protección personal (EPP), y han estado
contactando a familiares, compañeros de trabajo, representantes sindicales y
empleadores para que comentaran sobre estas muertes.
167 HISTORIAS
Hasta el momento, se han publicado 167 con nombres, datos e historias de
vida con colegas o seres queridos opinando y recordando sus vidas. Cada semana
se publican los nombres de nuevas víctimas y cada muerte se confirma de manera
individual antes de publicarla.
El recuento incluye médicos, enfermeras y paramédicos, así como personal
de apoyo crucial, como conserjes de hospitales, administradores y trabajadores
de hogares de adultos mayores.
Los primeros recuentos también sugieren que la mayoría de las muertes se
produjeron entre personas de color, muchas de ellas inmigrantes. Pero debido a
que esta base de datos es un trabajo en curso, con nuevos casos confirmados y
sumados semanalmente, los primeros hallazgos representan una fracción del total
de informes y no son representativos de todas las muertes de trabajadores de
salud, advirtió KHN.
De los 167 trabajadores publicados en la base de datos hasta ahora la
mayoría, 103 (62%), fueron identificadas como personas de color. La mayoría de
las muertes, 103, ocurrieron en abril, después del aumento inicial de casos en
la costa este.
De hecho, al menos 68 vivían en Nueva York y Nueva Jersey, dos estados
muy afectados al comienzo de la pandemia, seguidos por Illinois y California.
Se informó que al menos 52 (31 %) tenían un equipo de protección
inadecuado y que la edad promedio es de 57 años, aunque oscila entre los 20 y
los 80 años, con 21 personas (13 %) menores de 40.
Aproximadamente un tercio, al menos 53, nacieron fuera de los Estados
Unidos y 25 eran de Filipinas.
Asimismo, aunque el 38 % (64) fueron enfermeras, el total también
incluía médicos, farmacéuticos, socorristas y técnicos hospitalarios, entre
otros.
MALA PREPARACIÓN
Según KHN, la mala preparación, los errores del Gobierno y un sistema de
salud sobrecargado aumentaron el riesgo. El acceso inadecuado a las pruebas, la
escasez de equipos de protección en todo el país y la resistencia al
distanciamiento social y al uso de máscaras han obligado a más internamientos
en hospitales ya sobrecargados, y han elevado el número de muertos.
El Gobierno federal no ha registrado con precisión las muertes de
trabajadores de salud. Hasta el domingo 9 de agosto, los Centros para el
Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU. informaron 587 muertes
entre este grupo, pero la agencia no enumera nombres específicos y ha admitido
que se trata de un recuento insuficiente.
Las medidas recientes de la Casa Blanca subrayan la necesidad de datos
públicos y responsabilidad. En julio, la administración Trump ordenó a los
centros de salud que enviaran datos sobre hospitalizaciones y muertes por
COVID-19 directamente al Departamento de Salud y Servicios Humanos, sin pasar
por los CDC.
En los días siguientes, la información vital sobre la pandemia
desapareció del ojo público. Los datos se restauraron más tarde después de una
protesta pública, pero la agencia indicó que es posible que ya no actualice las
cifras debido a un cambio en los requisitos de informes federales.
Los correos electrónicos obtenidos a través de una solicitud de
registros públicos mostraron que los funcionarios federales y estatales estaban
al tanto a fines de febrero de la grave escasez de equipos de protección.
El informe también ha examinado las muertes de 19 trabajadores de salud
menores de 30 años que murieron por COVID-19.
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