miércoles, 22 de abril de 2020

LA PANDEMIA EN EL DÍA DE LA TIERRA ENCLAUSTRÓ AL HOMBRE Y LIBERÓ EL AMBIENTE





HOY EN EL DÍA MUNDIAL DE LA TIERRA

“ESTA ES LA SEÑAL DE LA ALIANZA QUE PARA SIEMPRE HAGO CON USTEDES Y CON TODOS LOS ANIMALES…”

Facebook Mateo Caprino Veronese

“Esta es la señal de la alianza que para siempre hago con ustedes y con todos los animales: he puesto mi arco iris en las nubes, y servirá como señal de la alianza que hago con la tierra. Cuando yo haga venir nubes sobre la tierra, mi arco iris aparecerá entre ellas. Entonces me acordaré de la alianza que he hecho con ustedes y con todos los animales, y ya no volverá a ver ningún diluvio que los destruya. Cuando el arco iris esté entre las nubes, yo lo veré y me acordaré de la alianza que he hecho para siempre con todo hombre y todo animal que hay en el mundo. Esta es la señal de la alianza que yo he establecido con todo hombre y animal en la tierra. “Así habló Dios con Noé”. (Génesis Cap. 9 Versículos 12 al 17)

Dicen que cuando aparece un arco iris en el cielo es la voz de Dios que nos habla, que se comunica con nosotros. Manifestado en un arco iris que, por lo regular, se presenta  en forma de puente, y como su nombre bien lo indica de arco,  después de algún día lluvioso. Pero esta vez ¡sorprende al planeta! Se dibuja en la esfera celeste como una gran sonrisa de siete colores – rojo, naranja, amarillo, verde, azul, cian y violeta-. Es la sonrisa del Creador, sello de Su alianza que hizo con el hombre y con los animales, como lo afirma el texto del Génesis de la Sagrada Biblia, mientras ¡qué ironía! el Covid 19 nos obliga a todos los humanos a cubrir nuestra sonrisa, nuestro rostro –ojos, nariz, boca- por peligro al contagio, a la muerte. Con viseras de acrílico y mascarillas, que ocultan nuestros labios con los que reímos, conversamos, sonreímos ¡y ahora!, ¡deben estar cubiertos por millones de tapabocas!



Es como si el mutante patógeno hubiera premeditado conducir al hombre a la incómoda e insólita acción de protegerse, por tiempo prolongado, con estos dispositivos para defender su vida.

Con su perversa “inteligencia” pensó: “Ya no tendrán motivos para reír, porque con sus prácticas nocivas contribuyen a derrumbar la creación divina. A contaminar los sagrados hábitats naturales y ahora vengo a contaminarlos a ustedes, para que experimenten lo que padecen las especies animales y naturales al ver sus vidas amenazadas, obligadas a evacuar sus terrenos habituales o a morir en estos,  por causa de los devastadores incendios forestales, en su mayoría, provocados por manos criminales y, otras veces, causados por quemas descontroladas, acompañadas por erosivas talas de árboles; además del descuido de bosques de donde ustedes derivan las materias primas, para abastecerse y lograr la vida cómoda que llevan, vida que no todos tienen en el planeta”.

Sin embargo, el pacto que Dios hizo con los hombres nos devuelve la sonrisa, la esperanza. Despertaremos de la impensable pesadilla pandémica, la que menoscaba nuestra salud y nos conduce ‘ad portas’  de la muerte. Resucitaremos, regresando a una vida nueva, apreciando y conservando el prodigioso planeta que el Creador nos dio.

Precisamente la señal de aparición del curioso arco iris, el 19 de abril en Italia, no muy lejos de Bérgamo, uno de los lugares donde murieron cientos de personas por el virus, se observó, con sorpresa, en distintas regiones cerca al área de Veronese, junto al lago de Garda.




                                   Ciervos en busca de comida en calles de Nara, Japón Foto Los Ángeles Times




El extraño signo que, de manera curiosa, se estampó en la bóveda celeste  al revés, es también una clara sonrisa de la naturaleza,  donde en esta cuarentena universal, por fin el ambiente descansa y respira un oxígeno claramente más limpio, más puro, de ahí que animales exóticos -ciervos, pavos reales, dantas, cabras, coyotes, tortugas, osos, pingüinos, venados...-  que sólo se aprecian en sus acostumbrados reinos naturales, se pavonean hoy sin temor, con entera libertad, como dueños de un orbe que, desde hace algún tiempo, sufre una extraña metamorfosis, donde ellos son los únicos que pueden abrirse paso en ciudades, campos, provincias, municipios, antes invadidos por el hombre.

Los estudiosos de fenómenos astronómicos denominan a este extraño signo “arco iris circuncenital”, denominado así porque está más cerca del cenit –el punto más alto en el cielo con relación al observador-, una posición cercana al sol. Es causado por pequeños cristales de hielo en vez de gotas en suspensión, provocando el efecto refractivo. “Son fenómenos muy raros, dice Nicola Bertolotto, propietario de la página de información social ‘Meteo Caprino’, muy popular en Verona y sus alrededores, su formación requiere condiciones atmosféricas que casi nunca ocurren en nuestras latitudes. Suelen tener colores muy intensos y son típicos de las zonas polares. El hecho de que aparezcan en lo alto, muy cerca del sol, hace que sea difícil identificarlos”. Espectadores de la señal la califican como un mensaje de esperanza en medio de la tempestad vírica.


Hoy el universo natural está sonriendo. Ríos, mares, lagos, sus aguas parecen espejos azules y diáfanos. Los incendios forestales que recién fueran el centro noticioso en los medios impresos, televisivos y digitales por su capacidad de multiplicarse en distintas y amplias regiones del globo, causando daños irreparables a los ecosistemas, de pronto surgen, uno que otro, sin la notoriedad de otros años. Los cielos de la Tierra se ven sin el telón oscuro que, en distintas partes, cubre la atmósfera por el incremento notable de la insoportable contaminación.






Lluvia de estrellas y meteoritos en Lima, Perú Foto Difusión

Y de noche millones de estrellas brotan prodigiosamente como luciérnagas felices, para danzar y presentar al orbe un fenómeno conocido como la “lluvia de estrellas”. Astros que, por estos días, no viven el ‘aislamiento social’. ¡Al contrario! Se observan muy unidos como en mágico y bello coloquio. Como lo muestran los diarios y redes sociales en Lima, Perú, país que vive en esta temporada una fiesta estelar.

Mientras tanto, el coronavirus nos ha quitado los abrazos, los besos, la cercanía de unos con otros, separándonos hasta dos metros de distancia. El mensaje es claro: la pandemia enclaustró al hombre y liberó  el ambiente. (Editores LLAMAS)
   


No hay comentarios:

Publicar un comentario