...”ESTE ES UN CASO POCO EXPLORADO EN EL DERECHO COLOMBIANO”...
“Ninguna sociedad puede funcionar si sus miembros no mantienen una actitud ética. Ningún país puede salir de la crisis si las conductas inmorales de sus ciudadanos y políticos siguen proliferando con toda impunidad”. Adela Cortina
ALEGORÍA DEL BUEN GOBIERNO, PINTOR AMBROGIO LORENZETTI
Nos asombró ¡y de que manera! un mural gótico, pedagógico, que ocupa tres paredes de una construcción toscana, conocido como “La Alegoría del bien y el mal gobierno” que, para su época, resultó toda una novedad y despertó conmoción en sus espectadores. Veían en esta obra pictórica el reflejo fiel de lo que pasaba en el gobierno medieval en Italia y quien tuvo la osadía de realizarla fue el italiano Ambrogio Lorenzetti en la Sala de la Paz o Sala de Los Nueve, del Palacio Público de Siena, en el siglo XIV.
Un tema que, aunque deviene hace más de siete siglos, se ajusta a la perfección de lo que pasa hoy en un buen número de gobiernos en el mundo, el eterno padecer del hombre que, cuando menos lo espera, se ve regido por dirigentes con mayores vicios que cualidades. E, increíblemente, los pueblos del medioevo no se escaparon de los gobiernos malos, y aunque primaba el arte religioso, la colorida y fantástica pintura de Lorenzetti es más terrenal. Sin embargo, podría decirse que, también, posee un lenguaje sobrenatural, similar a la Divina Comedia de Dante Alighieri, porque ahonda en el interior del alma humana que siempre va a tener una lucha entre el bien y el mal, entre las virtudes y los vicios.
Los frescos del pintor italiano muestran los aciertos o desaciertos de los gobernantes quiénes, en últimas, serán los únicos responsables de los destinos de sus pueblos.
En la obra de arte de Lorenzetti, el buen gobierno se visualiza en figuras humanas que representan la paz, la concordia, la generosidad, la justicia y se encuentran dirigidas por un buen gobernador que es el BIEN COMÚN.
Allí, también, aparecen personificadas las virtudes cardinales que, igualmente, componen al buen gobierno. Establece con claridad la jerarquía entre los principios y los actos, entre las causas y los efectos, poniendo como ejemplo de orden cívico, la autoridad y la justicia, así como la importancia del bien común y que este nunca puede estar por debajo de ningún interés privado, pues daría pie a un permanente conflicto entre las virtudes y los vicios, que sólo dirigentes con espíritu cívico e interés por servir a su comunidad pueden lograr que las virtudes derroten los vicios.
Entre tanto, el gobernador o el bien común está acompañado en el plano institucional por las virtudes cardinales: la paz, la fortaleza, la magnanimidad, la prudencia, la templanza y la justicia. Nótese que el dirigente o gobernador siempre es el bien común, es decir que quien se lanza a regir los destinos de un país o región siempre debe hacerlo orientado hacia el bien común.
En el nivel celestial el gobernador se ve junto a las virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad. Entonces, en el buen gobierno los comerciantes prosperan y los ciudadanos disfrutan el espacio público, limpio y atractivo, mientras que otros bailan en las calles y escogen entre la abundancia de productos disponibles. En el campo sus habitantes son bendecidos con cosechas abundantes.
En la pared opuesta, el artista enseña el mal gobierno como la tiranía, un monstruo de cabeza cornuda, rodeado por seres que reflejan la avaricia, el fraude, el conflicto y otros vicios. Entonces, tanto en la ciudad como en el campo hay escasez, destrucción, guerra, miedo y crueldad. Y el mal gobierno aprovecha su dominio para destruir y enriquecerse. ¿Será que esta situación refleja en algo nuestra realidad...?
En síntesis, esta obra artística de Lorenzetti la catalógamos de profética, de premonitoria, de los tiempos convulsionados que vivimos, con lo que nos conduce a afirmar que, de no vivir las virtudes en el arte de dirigir bien y los vicios son los que sobresalen en esta sociedad, viene la hecatombe, el ocaso total de la civilización y poco a poco todo va declinando como las fichas del domino y no habrá quién sobreviva.
¿CUÁNTO DAÑO ESTAMOS DESENCADENANDO?
En esta ocasión, donde emergen gobiernos autoritarios, donde la balanza de la ‘justicia’ parece favorecer lo malo, indultando el crimen y el inocente lleva la peor parte, pensamos en aquella frase dicha por nuestros antepasados, quiénes al sufrir en carne propia actos de injusticia, ellos, sus familiares y amigos, decían con tono resignado, pero seguros que, algún día, obtendrían la recompensa por ser víctimas de veredictos injustos: “¡Tranquilos!! No se preocupen, la justicia tarda, pero llega”...
Hoy día observamos inermes como los actos injustos, cada vez más, han hecho carrera y no afectan ni a uno, ni a dos, sino a toda la sociedad. ¿Por qué? Porque ese acto malo, se convierte en una actitud cotidiana, normal y, entonces, es el caos el que se toma nuestras vidas, impidiendo que la recta ley se cumpla y así reina campante lo malo, llevando al colapso total civilizaciones enteras. ¡Y, es más! Ahora pasa que, aun reconociendo a conciencia que X ó Y son actos malos, se aceptan olímpicamente, incluso, por algunos personajes que tienen en sus manos el obrar en ‘justicia’, los hacen pasar como si fueran buenos y ya no producen en el corazón humano ni escozor, ni desazón, ni sobresaltos, porque la permisividad y la pérdida de valores, los acepta sin ningún miramiento.
De ahí, que muchos nos preguntemos, ¿ cómo hacer que la justicia, no sea la gran damnificada y que cada ciudadano se encuentre tan defraudado, pero tan defraudado, que nunca más acuda a ella. Siente que ésta ha perdido su razón de ser y sus resultados le generan más desconfianza que el autor o los autores del delito cometido?
No nos hemos detenido, ni por un momento a pensar, que con esta, en apariencia inocente actitud, ¿ cuánto daño estamos desencadenando? ¿Cuántas personas y sus familias están pagando un alto precio por la ignominia de una mala conducta, de una mala acción?
¿Qué le estamos comunicando a las actuales y futuras generaciones, que ven en lo malo un trampolín para ocupar cargos dominantes en la sociedad? Porque dicen: ‘lo malo sí paga’. Porque ya no es la cartilla, que debería ser de permanente consulta, la Urbanidad del venezolano, Manuel Antonio Carreño, la que se impone, ni en sus hogares, ni en los claustros educativos, sino la cartilla de ‘no importan los medios con tal de conseguir el fin’... Y todo te saldrá a pedir de boca, sin sopesar que, tarde o temprano, se cumple a la letra aquella sentencia bíblica de Elesiático 7, verso 1: “No hagas el mal y el mal no te sobrevendrá. Una enseñanza ética y moralmente correcta. Se cumple por encima de códigos y leyes humanas, porque la Justicia Divina es matemáticamente perfecta. No falla ni un milímetro.
La justicia como virtud cardinal y moral, veáse el Catecismo de la Iglesia Católica en su numeral 1807, “consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que le es debido. Para con los hombres la justicia dispone a respetar los derechos de cada uno y a establecer en las relaciones humanas la armonía que promueve la equidad respecto a las personas y al bien común”...
La justicia es instituida por Dios para que los hombres, con equidad y responsabilidad civil, la practiquemos, dando a cada quién el premio o el castigo merecido por sus actos. De no ser así, cada quién se tomaría la justicia por sus manos. Entonces, triunfaría en ese mundo caótico la ley del más fuerte sobre el más débil y ‘la costumbre sería ley’, como parece estar ocurriendo ahora en países dónde la tiranía promueve tales actos.
Menos mal que, para quiénes queremos seguir las enseñanzas de Jesús, es muy cierto que sus mandamientos son la clave de la felicidad para todo hombre que pisa esta tierra. Razón tenía cuando decía: “Cumple uno de los mandamientos más importantes de la Ley, ‘amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo’ y podrás cumplir todos los demás. Pero, lo más triste es que, hoy día, hay leyes de hombres que imposibilitan vivir las sabias enseñanzas de Dios y, en la mayoría de los casos, se ensañan contra los más débiles: los nascituros, los enfermos terminales, los ancianos, los privados de la libertad, las viudas, los huérfanos...
LO MALO PASA A SER BUENO Y LO BUENO PASA A SER MALO
Fuera de esta dura realidad, resulta incómodo e intolerable para quiénes transitan los senderos de las malas acciones, los que tienen como bandera y noble ideal enderezar lo torcido, rescatar las buenas costumbres y servir con verdadero espíritu patriótico a la libertad, el orden, la justicia y la democracia, con la Constitución debajo del brazo.
De todos modos y esa es una verdad indiscutible, el fin y la razón de ser de la justicia y la ley humana es el de mantener el orden y el bien, como premisas para el desarrollo de una sociedad sana y feliz. El respeto por las autoridades, sin abuso del poder y amparadas por la Constitución, sea la garantía para la convivencia de un país sano y seguro.
Porque, ¿ cómo puede haber paz, si para impartir justicia los valores están totalmente desvirtuados? Donde lo malo pasa a ser bueno y lo bueno pasa a ser malo. Donde la paz total, es la entrega total del país a los grupos al margen de la ley. Así las cosas, ¿sobre que valores morales se sustentará nuestra sociedad?
Nayib Bukele, Presidente de El Salvador
Aprendamos del Presidente de El Salvador, Nayib Bukele, un hombre joven temeroso de Dios que, con acierto, ha desnudado la corrupción y la delincuencia en su país y con valor y pulcritud, busquemos no hundirnos en el fango maloliente de los actos indebidos.
... “¡YA ESTO NO LO PARA NADIE!”...
Por ello, destacamos la batalla jurídica que adelanta el experto en Derecho Electoral, el doctor José Manuel Abuchaibe, con relación a la violación de topes del gobierno del presidente Petro y quien a la prensa escrita y hablada expresó: ¡Por fin el Consejo de Estado se pronunció! ¡Ya esto no lo para nadie!
“Ya tienen treinta días para formalizar la investigación, hacerla pública, porque esto es uno de los grandes fenómenos que se van a dar. Las investigaciones en la Comisión de Acusaciones son públicas, cuando es el presidente.
“Como no la habían abierto no podían entregar las pruebas. Ya a partir del momento, que no pueden demorar mucho, abren la investigación formal y cualquier ciudadano puede revisar el expediente. Es un expediente público. Por lo tanto, lo que vamos a ver es algo que ha sido poco explorado en el derecho colombiano. El juicio político a un presidente de la República que nos recuerda lo de Samper, pero todo ha cambiado. Todo es novedoso. Aquí hay un artículo, el 109, que está causando muchas complicaciones para el presidente.
“La plenaria de la Cámara es la que va a decidir si aprueba la preclusión o aprueba la acusación. En estas circunstancias podría hablarse de que se repite lo de Samper que, se esgrimió la inviolabilidad del voto, ósea que los congresistas no pueden ser juzgados por sus votos. Esto fue lo de Samper, que se hizo un proceso penal. Ahí viene la diferencia. No estamos en un proceso penal. Estamos ante un proceso que se catáloga como de indignidad, que está en la Constitución, que tiene un trámite preciso, pero que la Constitución, con el 109, no había especificado como se tramita la salida del cargo. Es que el 109 dice que el que viola los topes, debe salir del cargo.
“La ley 996 de 2005 dice que se hará como un proceso de indignidad y así lo establece el fallo del Consejo de Estado. Por eso hay mucha preocupación, porque la demanda mÍa es la única que está hablando de un proceso por violación de topes electorales. Y para mí el presidente debe salir del cargo, o sino se acabo la democracia. Se acabó la Constitución. En eso no van a poder repetir lo de Samper. Congresista que vote en contra de las pruebas que se van a presentar incurre en prevaricato”... (Textos Editores LLAMAS)
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